Cristo muerto sostenido por un ángel
Cristo muerto sostenido por un ángel es una de las pinturas más relevantes de la última etapa del pintor italiano Antonello da Messina (1430–1479). Está realizado en óleo y temple sobre tabla, y fue pintado hacia 1475–76. Se exhibe actualmente en el Museo del Prado de Madrid.
Historia
La pintura se fecha hacia 1470 y algunos expertos creen que Antonello la terminó con ayuda de su hijo Jacobello. Hacia 1965, la obra fue localizada en una colección particular de Irún (España), y se propuso su compra al Museo del Prado (Madrid). Al ser obra inédita, suscitó algunas dudas, pero posteriores estudios la han situado entre las piezas magistrales del artista. Se cuenta que previamente se había conservado en Monforte de Lemos (Galicia), a donde pudo ser llevada desde Italia por un eclesiástico de alto rango.
Descripción de la obra
Ante un paisaje luminoso, de verdes prados y árboles de copas redondas, un ángel lloroso sostiene a Cristo muerto tras la Pasión. Las figuras son proporcionadas, como pintura renacentista. Cristo está representado de manera proporcionada, siguiendo la anatomía clásica. El cuerpo está desnudo, cubierto por el paño de pudor y se ve la herida del costado, de la que sale un rastro de sangre. En la mano izquierda se ve la herida del clavo. No hay expresión de dolor en el rostro de Cristo, sino serenidad; pero sí en el del ángel que lo sostiene, marcado su rostro infantil en una ligera expresión de llanto.
Esta dramática imagen de la Pasión del primer plano choca con el paisaje tranquilo del fondo. En el manso paisaje se observan olivos verdes en segundo plano; pero, en contraste con este árbol, se distinguen calaveras y algún tronco seco erguido que contrastan con el verde de sus alrededores y la ciudad al fondo. Éste es un claro simbolismo que representa o alude al monte Calvario (del latín, o Gólgota en arameo y Κρανιου Τοπος en griego, cuyo significado es siempre calavera).
El Miserere
El Miserere —también llamado Miserere mei, Deus— es una composición creada por Gregorio Allegri en el siglo XVII durante el pontificado del papa Urbano VIII. Se trata de la musicalización del salmo 51, llamado Miserere, del Antiguo Testamento. Se compuso para ser cantado en la capilla Sixtina durante los maitines los miércoles y viernes de Semana Santa durante la Pasión. El original se canta en latín.
Historia
Allegri lo realizó hacia 1638. Está escrita para dos coros, uno de cuatro voces y otro de cinco. Uno de los coros canta una versión simple del tema original y el otro coro, a cierta distancia, canta un comentario más elaborado. Es uno de los mejores ejemplos del estilo polifónico del Renacimiento, llamado en el siglo XVII stile antico o prima prattica, y denota las influencias combinadas de la escuela romana (Palestrina) y veneciana (Andrea y Giovanni Gabrieli, el coro doble).
En un principio, se impuso una prohibición de ejecutar la obra fuera de la capilla Sixtina, incluso se amenazaba con la excomunión a quien la copiara, pese a lo cual se hicieron algunas copias. El emperador Leopoldo I de Austria solicitó y obtuvo una copia, que conservó en la Biblioteca Imperial de Viena. Sin embargo, cuando la hizo ejecutar pensó que había sido engañado. Entonces, el papa despidió al maestro de capilla de la época, quien tuvo que trasladarse a Viena para explicar las técnicas de ejecución y las improvisaciones —los llamados abbellimenti que nunca eran escritos, sino que eran pasados de intérprete a intérprete en el coro de la capilla— que según él no podían ser reflejados en el papel, a fin de poder ser contratado nuevamente. El padre Giovanni Battista Martini poseía otra copia.
En 1770 Wolfgang Amadeus Mozart con tan sólo 14 años, tras escuchar la obra tan sólo una vez, la transcribió al papel de memoria, para luego hacerle correcciones menores en una segunda ocasión. Este hecho es ampliamente recordado como muestra del genio de Mozart, quien incluso fue hecho caballero de la Orden de la Espuela de Oro por el papa al enterarse del hecho. La copia de Mozart, que reflejaba las improvisaciones, no ha sido conservada. En 1771, el Dr. Charles Burney, después de un viaje a Italia, publicó en Londres una versión de la obra, basada posiblemente en la copia de Martini, la de Mozart y, quizás, una copia obtenida de la propia capilla Sixtina.
Texto Original
El texto original fue escrito en latín:
Miserere mei, Deus: secundum magnam misericordiam tuam.
Et secundum multitudinem miserationum tuarum, dele iniquitatem meam.
Amplius lava me ab iniquitate mea: et a peccato meo munda me.
Quoniam iniquitatem meam ego cognosco: et peccatum meum contra me est semper.
Tibi soli peccavi, et malum coram te feci: ut justificeris in sermonibus tuis, et vincas cum judicaris.
Ecce enim in iniquitatibus conceptus sum: et in peccatis concepit me mater mea.
Ecce enim veritatem dilexisti: incerta et occulta sapientiae tuae manifestasti mihi.
Asperges me hysopo, et mundabor: lavabis me, et super nivem dealbabor.
Auditui meo dabis gaudium et laetitiam: et exsultabunt ossa humiliata.
Averte faciem tuam a peccatis meis: et omnes iniquitates meas dele.
Cor mundum crea in me, Deus: et spiritum rectum innova in visceribus meis.
Ne proiicias me a facie tua: et spiritum sanctum tuum ne auferas a me.
Redde mihi laetitiam salutaris tui: et spiritu principali confirma me.
Docebo iniquos vias tuas: et impii ad te convertentur.
Libera me de sanguinibus, Deus, Deus salutis meae: et exsultabit lingua mea justitiam tuam.
Domine, labia mea aperies: et os meum annuntiabit laudem tuam.
Quoniam si voluisses sacrificium, dedissem utique: holocaustis non delectaberis.
Sacrificium Deo spiritus contribulatus: cor contritum, et humiliatum, Deus, non despicies.
Benigne fac, Domine, in bona voluntate tua Sion: ut aedificentur muri Ierusalem.
Tunc acceptabis sacrificium justitiae, oblationes, et holocausta: tunc imponent super altare tuum vitulos.
Traducción al español
Ten piedad de mí, oh Dios, por tu gran bondad
De acuerdo con la multitud de tus piedades, elimina todas mis ofensas.
Lávame más de mi maldad, y límpiame de mi pecado.
Porque yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos: que seas reconocido justo en tu palabra, y claro cuando sea juzgado.
He aquí, yo nací en iniquidad, y en el pecado de mi madre fui concebido.
Pero he aquí, que requieres la verdad en lo íntimo, y me haces entender la sabiduría secretamente.
Tú purifícame con hisopo, y seré limpio: Tú lávame y quedaré más blanco que la nieve.
Tú me haces oír hablar de gozo y alegría: como los huesos que han abatido mi regocijo.
No vuelvas tu rostro hacia mis pecados, y saca todas mis maldades.
Házme de un corazón limpio, oh Dios, y renueva un espíritu recto dentro de mí.
No me alejes de tu presencia, y no tomes tu Espíritu Santo de mí.
O dame la alegría de tu ayuda nuevamente: Y afírmame con tu espíritu libre.
Entonces voy a enseñar tus caminos a los malos, y los pecadores se convertirán a ti.
Líbrame del pecado sanguíneo, oh Dios, Tú que eres el Dios de mi bienestar: Y cantará mi lengua tu justicia.
Tú me abrirás los labios, oh Señor, y mi boca mostrará tu alabanza.
Pues si hubiérais querido un sacrificio, yo os lo hubiera dado: pero no os deleitéis en los holocaustos.
El sacrificio de Dios es un espíritu quebrantado: un corazón contrito y roto, oh Dios, no lo desprecies.
Que seas favorable y benigno para con Sion: para que se edifiquen los muros de Jerusalén.
Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, con los holocaustos y oblaciones: entonces se ofrecen becerros sobre tu altar.
Fuente: Wikipedia

 
						 Con la institución de la Eucaristía, Jesús comunica a los Apóstoles la participación ministerial en su sacerdocio, el sacerdocio de la Alianza nueva y eterna, en virtud de la cual él, y sólo él, es siempre y por doquier artífice y ministro de la Eucaristía. Los Apóstoles, a su vez, se convierten en ministros de este excelso misterio de la fe, destinado a perpetuarse hasta el fin del mundo. Se convierten, al mismo tiempo, en servidores de todos los que van a participar de este don y misterio tan grandes.
Con la institución de la Eucaristía, Jesús comunica a los Apóstoles la participación ministerial en su sacerdocio, el sacerdocio de la Alianza nueva y eterna, en virtud de la cual él, y sólo él, es siempre y por doquier artífice y ministro de la Eucaristía. Los Apóstoles, a su vez, se convierten en ministros de este excelso misterio de la fe, destinado a perpetuarse hasta el fin del mundo. Se convierten, al mismo tiempo, en servidores de todos los que van a participar de este don y misterio tan grandes.


 Inventaros algo divertido hacia el final de la cena. Una ronda de chistes o jugar a las palabras encadenadas nos permitirán crear un ambiente ameno y relajado que propiciará un
Inventaros algo divertido hacia el final de la cena. Una ronda de chistes o jugar a las palabras encadenadas nos permitirán crear un ambiente ameno y relajado que propiciará un  Y para terminar una cena redonda una ración de besos + jesusito de mi vida  ¡y a la cama!
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 Jean Philippe Saez fue educado en el amor a las tradiciones de sus padres y con sólo 19 años ya era un conocido virtuoso del Txistu (flauta autóctona) en el País Vasco francés. Transcurrían los años setenta cuando el etarra Domingo Iturbe Abasoloi, alias Txomin, lo captó y entrenó para hacerlo parte del primer comando operativo (Argala) de ETA. El grupo, compuesto sólo por vasco-franceses, desplegó sus primeras acciones terroristas en España durante los  años 1978 y 1979.
Jean Philippe Saez fue educado en el amor a las tradiciones de sus padres y con sólo 19 años ya era un conocido virtuoso del Txistu (flauta autóctona) en el País Vasco francés. Transcurrían los años setenta cuando el etarra Domingo Iturbe Abasoloi, alias Txomin, lo captó y entrenó para hacerlo parte del primer comando operativo (Argala) de ETA. El grupo, compuesto sólo por vasco-franceses, desplegó sus primeras acciones terroristas en España durante los  años 1978 y 1979. El primero de septiembre de aquél año todo el pueblo de Urt acompañó a los monjes hasta una vieja granja desocupada de Belloc cantando el Ongi etorri-aita onak-Jainkozko gizonak (Bienvenido sea Dios, padre bueno del hombre), según relata la enciclopedia Auñamendi.
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