Historia y receta de la Mona de Pascua

Historia de las monas

Inicialmente, “la mona”, que es el pastel tradicional del día de Pascua, era una coca o un roscón hecho de bizcocho con huevos duros encima, que el reverendo Pere Labèrnia definió como “coca con huevos duros, enteros y cuyts ab ella”. Con el paso de los años los huevos duros se han sustituido por huevos de chocolate. En algunos lugares la mona traía insertados tantos huevos como años tenía el niño, pero nunca superaba la docena puesto que el padrino sólo la regalaba hasta que los niños hacían la primera comunión.

El huevo simboliza la resurrección y desde finales del siglo XIX los pasteleros empezaron a hacer “monas” de carácter monumental y fueron perdiendo su sencillez inicial, de forma que se distinguió entre la mona de casa (o casera), y la mona de droguero (o de confitero o de pastelero). La mona casera solía consistir en una coca rodeada de huevos y recubierta con semillas de anís o de matafaluga.

Sobre las “monas” de Pascua el folklorista tortosino Joan Moreira escribió: “Pascua, es éste el día de las monas; redoles de pasta buena, guarnidas de huevos. Los padrinos acostumbran a darla a los ahijados, que esperan este día en verdadê delê, como lo demuestra el dicho aquel que se aplica al que nervioso espera algo: ‘está como si esperara la mona de Pascua’. Es costumbre que estos días salga todo el mundo al campo a comerse la mona” (Del folclore tortosino, 575).

Fuente: ForumLibertas por

Receta para hacer la mona

Ingredientes
    • 500 gr. de harina
    • 1 sobre de levadura seca (12 gr.) o 25 gr. de levadura fresca
    • 1/4 litro de leche templada
    • 100 gr. de mantequilla fundida
    • 80 gr. de azúcar
    • 1 huevo
    • 1 pizca de sal

Para “pintar” la masa

    • 1 yema de huevo
    • 1 cucharada de leche

Para la decoración

  • Anisetes de colores, bolitas de chocolate, pasas, cerezas para decorar, almendras laminadas…
  • Huevos cocidos pintados con colorante alimentario o huevos de chocolate
Cómo preparar monas de pascua

Ponemos la harina en un bol. Añadimos la levadura seca y lo mezclamos todo bien con un tenedor. Añadimos el resto de ingredientes: la mantequilla (previamente la hemos derretido en el microondas), la leche, el azúcar, el huevo y una pizca de sal. Lo batimos todo bien con la batidora y le damos forma redonda a la masa con las manos, quedándonos una masa como en la imágen.

Masa de la Mona de Pascua

Cubrimos el bol con un paño y  lo ponemos en el horno durante unos 20-30 minutos a una temperatura máxima de 50 grados, dejando la puerta del horno entreabierta con una cuchara de madera, hasta que veamos que la masa haya levado, es decir, que haya aumentado su volumen visiblemente. También la podemos calentar en el microondas cubriéndo el bol con un paño húmedo a 80-90 watios durante unos 8 minutos.

Mientras la masa crece, cubrimos una bandeja de horno con papel vegetal. Una vez la masa ha levado, la dividimos en 4 o 5 partes dependiendo de la cantidad de “monas” que queráis hacer y el tamaño. Aquí tenemos que dejar volar nuestra imaginación para darle forma a la masa con las figuras que queramos. En nuestro caso con la masa hemos preparado 4 figuras distintas: un conejo, una tortuga, un nido y una trenza, pero podéis hacer las que se os ocurra, decorando con bolitas de colores, huevos cocidos pintados, almendras fileteadas, azúcar… ¡Es el momento de la imaginación! Podéis dejar que vuestros hijos os ayuden, además lo pasaréis en grande.

Masas Mona de Pascua

Las ponemos otros 10 minutos al horno a máximo 50 grados, para que siga creciendo la masa. Una vez tenemos nuestras figuras listas, mezclamos una yema de huevo con una cucharada de leche. Pintamos las monas con esta mezcla, para que se doren en el horno. Añadimos la decoración que se nos ocurra para acabar nuestras figuras, por ejemplo, nosotros usamos pasas para los ojos, una cereza para la nariz, bolitas de colores, bolitas de chocolate y almendras laminadas para decorar.

Monas de Pascua o Panquemao

Con nuestras figuras ya listas y decoradas, las ponemos en el horno precalentado a 200º durante unos 25-30 minutos. Hasta que veamos que están listas y que ha cogido un color adecuado.

Las sacamos del horno, las dejamos enfriar, le ponemos los huevos pintados o de chocolate  como decoración y ya tenemos nuestras monas de Pascua listas para comer. ¿A que han quedado “monísimas”?

Monas de Pascua

Para comerlas, las podemos untar con mantequilla, mermelada, un poco de queso… Acompañadas de un chocolate caliente, tenemos un estupendo desayuno o merienda para los días de Pascua, o para cualquier ocasión. ¿Os animáis?

Monas de Pascua nido

Receta e imágenes: Pequerecetas

Cocinar y cenar en familia

¿Quiénes son esos desconocidos que corretean por tu casa con sus mochilas llenas de libros? ¡Son tus hijos! No desperdicies ningún momento para conectar en familia, dentro de poco seremos todos demasiado mayores y, la verdad, los mejores conocimientos no se aprenden solo delante de los libros sino viviendo el modelo de Nazaret en familia. Cocinar  y cenar juntos puede ser el comienzo de una buena praxis familiar

España es el 9º país de los 42 que forman la Unión Europea y Estados Unidos donde mayor porcentaje de niños se sienten presionados por los deberes que tienen que hacer en casa, eso reduce el tiempo de ocio y de conexión en familia.

Después de pasar todo el día fuera de casa, cada uno cumpliendo con sus responsabilidades, llegamos a nuestro hogar y, en general, no nos apetece pensar mucho en qué vamos a hacer de cena porque lo sentimos como una responsabilidad más, pero, amigos, esto es un gran error. Los momentos que dedicamos a preparar la cena y reunirnos juntos, alrededor de la mesa, conforman la oportunidad perfecta para reconectar como familia y transmitir valores importantes para nosotros como la comunicación y la interiorización de responsabilidades familiares como el protocolo de poner la mesa, lo importante de recogerla o dejarlo todo a punto para el desayuno.

Disfrutar la cena en familia
  • Cocinar juntos

Puede parecer dificil a primera vista, pero enseñar a cocinar a los más pequeños de la casa puede ser una práctica familiar muy recomendable. Primero porque nos juntamos todos y segundo porque es bueno que los pequeños reconozcan el trabajo que implica hacer la comida para toda la familia. De esta manera los niños entienden que cocinar juntos es una acción buena que repercute para el bien de todos los miembros de la familia. Os dejamos a continuación algunas recetas que pueden ayudaros. Haz click aquí

  • Contar historias

Convierte el tiempo de la cena en un espacio de comunicación familiar. Es un buen momento para que tus hijos conozcan historias y anécdotas de vuestra vida, de cuando eráis pequeños como ellos o de lo que queréis conseguir en un futuro, así sentirán un vínculo mayor ya que, al conoceros más profundamente, estarán más unidos a vosotros, vuestros gustos y deseos. Igualmente hay pasajes e historias de la Biblia que pueden hacer las cenas más divertidas qtreatment intensive outpatient program nj

  • Poneros al día

¿Qué habéis hecho durante la jornada? Tendemos a pedir que los niños nos comuniquen su día a día con todo lujo de detalles, convirtiendo estos momentos en monólogos aburridos y pesados porque “mamá, es que he hecho MUCHAS COSAS”. Si compartís vuestro día a día de manera bidireccional la relación será mucho más fluida y favorecerá que los pequeños se comuniquen con naturalidad cuando lo necesiten. Frases del estilo “Pues yo hoy he ido a tomar un café con mi compañero Juan en nuestro recreo, ¿tú con quién has jugado en el tuyo?” son mucho más efectivas que “¿Con quién has jugado hoy?”.

  • Fuera móviles

Parece obvio pero pecamos de no ‘desconectarnos digitalmente’ mucho más de lo que pensamos. Si queremos generar un buen marco de comunicación, los móviles, la tele o la radio deben permanecer apagados o fuera de nuestro alcance para que no interfieran en los momentos de la familia.

Sobremesa y recoger la mesa

Inventaros algo divertido hacia el final de la cena. Una ronda de chistes o jugar a las palabras encadenadas nos permitirán crear un ambiente ameno y relajado que propiciará un sueño tranquilo y reparador.

Los niños ya saben que su responsabilidad principal es la escuela (y todos los deberes que en ella les exigen) pero no debemos dejar que piensen que eso es todo. Nosotros hacemos la compra, pagamos facturas, limpiamos la casa… y aunque pedirles esto mismo a ellos es un sinsentido, sí podemos dejar que asuman otras responsabilidades con nosotros como, por ejemplo, recoger la mesa tras la cena. Uno quita los platos sucios, otro guarda lo limpio , y mientras papá recoge las migas, ¡mamá saca la fruta de la nevera!

Y para terminar una cena redonda una ración de besos + jesusito de mi vida  ¡y a la cama!

Recetas para hacer unas estupendas torrijas

Ya que estamos en Cuaresma… Una serie de recetas fáciles y rápidas del postre mas típico de estas fechas.. ¡¡las torrijas!!

RECETA de Mamá Charo

Cortar el pan en rebanadas de 1 centímetro y ½, extenderlas en una fuente honda y grande.

Hervir la leche con el palo de canela y el azúcar, dejamos cocer 2-3 minutos, quitamos la canela y lo dejamos entibiar, la echamos encima del pan. Dejar enfriar y escurrir si hace falta.  Calentar abundante aceite en una sartén honda, cuando esté caliente rebozar el pan (escurrido) por los huevos batidos, freír hasta dorar por los dos lados y escurrir sobre papel de cocina.

Posteriormente, enfriar un poco y rebozar en azúcar mezclada con canela. Comer en templado, en frío o heladas, están igual de buenas.

INGREDIENTES

  • 1 barra de pan viejo
  • 2 huevos batidos
  • aceite
  • ½ litro de leche
  • 150 g de azúcar
  • 1 palo de canela en rama y un poco de canela molida
  • azúcar para rebozar
RECETA de Recetas de rechupete

 

 Preparación de la leche infusionada

  1. El primer paso es preparar los ingredientes con los que vamos a aromatizar la leche. Lavamos muy bien el limón y pelamos su piel de manera fina, sin mucho blanco que luego nos amargue el postre.
  2. En la preparación de la leche aromatizada tenemos un ingrediente que va a marcar la diferencia, también el precio pues no es barata, las vainas de vainilla.
  3. Para esta receta vamos a necesitar la vaina abierta entera, no es necesario añadir el interior, es decir las semillas, estas las podemos guardar para otro postre, mi recomendación es que las congeléis en un papel de aluminio y vayáis utilizando poco a poco dependiendo de la receta, así podéis economizar este ingrediente.
  4. Para sacarle el mayor provecho, cortamos los extremos, la parte más ancha de la vaina con un cuchillo, la rajamos de un extremo al otro, abriéndola como un libro.
  5. Raspamos el interior con la hoja de un cuchillo (lo mejor es abrirla bien con los dedos y rasparla con la mitad de la hoja del cuchillo), así sacaremos las semillas que vamos a guardar.
  6. La vaina limpia es la que vamos a añadir a la leche, además una vez aromatizada la leche, la vamos a sacar y secar. La guardaremos para otras utilizaciones. Por ejemplo para aromatizar azúcar y hacer nuestro propio azúcar avainillado.
  7. Calentamos la leche a fuego medio casi hasta el punto de ebullición. Bajamos la temperatura y retiramos del fuego, añadimos la vaina de la vainilla, la piel del limón y por último la rama de canela.

Reposo de la leche infusionada antes de empezar con las torrijas

  1. Dejamos todo en reposo durante 5 minutos, es decir, infusionando la leche. La leche debe estar tibia o fría cuando la empleemos para empapar las torrijas. Reservamos.
  2. Un truquillo para que las torrijas no salgan empalagosas es no añadirle azúcar a la leche que hemos infusionado. Sino cuando preparemos el almíbar o con el azúcar y la canela que añadiremos al final.
  3. De esta manera unificamos sabores y os quedará realmente deliciosa. Podéis ver como la preparamos en este vídeo:

Preparación de las torrijas

  1. Escogemos un recipiente cómodo para ir mojando el pan elegido para las torrijas y lo llenamos con la leche infusionada y fría que tenemos reservada. Añadimos el vino de Oporto que le va a dar el puntazo a este postre y batimos con un tenedor para mezclar bien los líquidos.
  2. Batimos los huevos hasta que espumen un poco y añadimos dos cucharadas de leche infusionada, volvemos a batir y colocamos en otro plato que sea cómodo para mojar las torrijas antes de freír.
  3. Ponemos una sartén con aceite de oliva virgen extra y calentamos a fuego medio.
  4. Mientras se calienta el aceite bañamos las rebanadas de pan en la leche infusionada. Le damos la vuelta para que se impregnen bien pero que no chorreen y la pasamos por el huevo batido que ya tenemos preparado. De ahí directamente a la sartén con aceite bien caliente.

Fritura y presentación final de las torrijas de leche

  1. Freímos las torrijas por todos dos lados hasta que estén doradas. Nos ayudamos de un tenedor para ir dando la vuelta a la torrija.
  2. Retiramos a un plato con papel de cocina absorbente para retirar el exceso de aceite.
  3. Llenamos un recipiente ancho con azúcar y canela en polvo. Unas dos cucharaditas de canela en polvo por cada 100 g de azúcar. Mezclamos bien con un tenedor.
  4. Rebozamos las torrijas en esa mezcla, que se impregnen bien de azúcar y canela.
  5. Dejamos enfriar y degustamos a temperatura ambiente o frías, simplemente deliciosas. Recordad que las torrijas están mejor de un día para otro. Como podéis ver en las fotos he dejado que sudaran. Así se recubren de una capita de almíbar dulce y suave que las hacen supremas. Vamos, de rechupete, no lo dudéis.
Curiosidades
  • Si os gusta esta receta no dejéis de visitar nuestro especial de postres y dulces de Semana Santa y Pascua, encontraréis un montón de ideas para hacer estos días.
  • Muchos cocineros/as emplean aceite de girasol para esta receta pues evitan que se formen los típicos grumos a la hora de freír. Yo recomiendo aceite de oliva virgen extra. El sabor realza la torrija y le da un punto distinto, además de que queda una fritura perfecta.
  • La leche debe estar a temperatura ambiente. Pues si está caliente cuando impregnemos el pan con la leche puede que nos quedemos con medio trozo de pan en la mano. Es quizás el punto más importante de esta receta, dejad que la leche entibie antes de bañar las rebanadas de pan, sino el fracaso está asegurado.
  • El método de preparación depende del tipo de pan utilizado y la región. Las podéis encontrar bañadas en leche aromatizada como en esta receta. También con vino (con moscatel u otro tipo de vino dulce) al estilo andaluz están de lujo y las que preparan los donostiarras, con crema pastelera. Os aseguro que están de rechupete, de esta última forma fue como preparé los canutillos de torrija con crema.
  • Otra opción de presentación es pasar la torrija por un poco de azúcar glass. O bien hacer un pequeño almíbar con miel y agua o bien azúcar y agua. También por un caramelo ligero donde pasaremos la torrija vuelta y vuelta. Y luego directamente al plato.
  • En mi caso empleé una sartén grande, pero si la que tienes es mediana o pequeña.
  • No emplees mucho aceite, así la temperatura del aceite se mantendrá constante.
  • La historia de las torrijas es bien antigua, se remontan hasta 2000 años atrás.
  • Los romanos escribían ya en su tiempo como preparar una especie de torrija con galletas de trigo. Y estas estaban bañadas en leche, tostadas en aceite y servidas con miel.
  • En el siglo XV al parecer eran un alimento indicado para la recuperación de parturientas, qué os parece, curioso ¿no?
  • Un postre internacional donde los haya, los franceses las llaman “Pain perdu” (pan perdido). Los ingleses, “Poor Knights of Windsor”, en América, French Toast“. Los suizos “Fotzelschnitten” y nuestros vecinos de Portugal, “Rabanadas”.

Receta Potaje de Vigilia


Una de las recetas de guisos con legumbres más típicas de estos días es este potaje de garbanzos, que se acompaña de las espinacas (verdura en temporada) y el bacalao. Aunque para aquellos que el tema de la prohibición de comer carne los viernes haya quedado atrás, os dejo con una adaptación de este potaje con chorizo igual de bueno….pero lo dejaremos para la Pascua si os parece, ¿verdad?

Antes de cocinar. Preparación del bacalao
  1. Uno de los pasos importantes es la elección de los garbanzos, los tienes como legumbre seca o ya cocida y puedes encontrar varios tamaños.
  2. Os recomiendo emplear garbanzos secos porque permiten controlar el punto de sal del guiso al evitar los tratamientos que traen los enlatados. También prefiero no usar garbanzos tratados con conservantes.
  3. El día anterior ponemos los garbanzos en agua templada con una cucharadita de bicarbonato o un puñado de sal y los dejamos en remojo durante la noche, normalmente 12 horas.
  4. Debemos lavarlos después para quitar posibles impurezas y que no se nos cuele ningún garbanzo estropeado que nos pueda fastidiar un diente, lo digo por experiencia.
  5. Pasado ese tiempo sólo nos quedará escurrir y apartar hasta el momento de preparar el potaje.
  6. Si vais a emplearlos ya cocidos lavadlos muy bien sin que quede ningún resto de la gelatina que rodea al garbanzo y añadidlos al final de la cocción del guiso, sólo para que se impregnen bien del sabor del resto de los ingredientes.
  7. Debo reconocer que este tipo de garbanzos ya cocidos y envasados en tarro de cristal ahorran mucho tiempo en la cocina, aunque es mejor usarlos para otro tipo de platos como un hummus o una ensalada.
  8. Igual recomendación con las espinacas, mejor frescas que congeladas o enlatadas. Deciros que también podéis sustituirlas por acelgas, le van perfectas a este potaje.
  9. Para ahorrar tiempo y que no nos lleve 2 días la receta, he optado por un lomo de bacalao ya desalado, de buena calidad. Le pediremos al pescadero/a que nos retire la piel, ya que en este plato solo usaremos la parte carnosa de este pescado. También podéis comprarlo ya desmigado.
    Preparación del potaje de vigilia
    1. Para cocinar los garbanzos podemos optar por la manera tradicional, una hora y media a fuego lento en una olla, o por la más práctica, usando la olla express. Con ella en tan sólo 15-20 minutos tendremos listos los garbanzos. En la olla rápida echamos un litro de agua, 2 dientes de ajo pelados, la hoja de laurel y los garbanzos ya remojados. Cerramos, ponemos a fuego alto y cuando comience a salir vapor, bajamos a fuego bajo y cocinamos 15 minutos.
    2. Mientras se cocinan los garbanzos vamos a preparar el sofrito. Picamos fino uno de los dientes de ajo y pelamos el otro. Pelamos las cebollas y las picamos en juliana pequeña.
    3. En una sartén amplia vertemos aceite de oliva virgen extra y freímos el ajo a fuego medio. En cuanto empiece a “bailar”, vemos que coge un tono dorado, retiramos el diente de ajo entero. Añadimos la cebolla y seguimos sofriendo. Salamos al gusto. Cuando esté pochada, apagamos el fuego y dejamos atemperar un poco el aceite. Añadimos una cucharada de postre de pimentón de la Vera y removemos bien para que se integre perfectamente con el sofrito. Reservamos.
    4. En un cazo pequeño ponemos agua a hervir. Cocemos el huevo, que luego utilizaremos al final de la receta.
    5. Pasado el tiempo de cocción de los garbanzos. Dejamos que se libere todo el vapor de la olla antes de abrir.
    6. Pasamos el caldo colado a otra cazuela junto a los garbanzos (que no vaya el ajo ni el laurel).
    Cocción del potaje y presentación final
    1. Ponemos esta cazuela a fuego medio. Cuando empiece a coger temperatura, vertemos el sofrito y removemos bien. Echamos ahora en varias tandas las espinacas, que en poco tiempo irán reduciendo su tamaño.
    2. Rectificamos de sal y dejamos cocinando un par de minutos.
    3. Desmigamos el bacalao en trozos que luego podamos comer de un bocado. Añadimos a la cazuela y la movemos “en vaivén” (por las asas) para que se vayan mezclando todos los ingredientes. Bajamos a fuego bajo.
    4. En 5 minutos estará listo nuestro potaje, pero mientras tanto vamos a preparar el toque final.
    5. En una sartén con un poquito de aceite de oliva, freímos la rebanada de pan (mejor si es de bolla). Vuelta y vuelta hasta que esté dorada y crujiente.
    6. En un mortero echamos el pan frito desmenuzado y el diente de ajo que teníamos reservado. Machacamos y hacemos un majado.
    7. Pasados los 5 minutos desde que echamos el bacalao. Añadimos el majado anterior.
    8. Con este truco le daremos consistencia al caldo y un sabor muy rico.
    9. Pelamos el huevo cocido, lo cortamos en pequeños trozos. Lo añadimos a la cazuela justo antes de servir en la mesa.
    10. Servimos bien caliente.
    11. A disfrutar de este delicioso plato de cuchara que sienta de maravilla, incluso en días que no haga tanto frío.
    Curiosidades y consejos para un potaje de vigilia de rechupete
    • Este potaje no es solo para tomar durante Semana Santa, podéis consumirlo durante todo el año. Vuestro cuerpo os lo agradecerá.
    • El bacalao fue un ingrediente lógico para este potaje. Ya que era el pescado que más abundaba en las zonas de interior, lejanas a la costa. Siempre estaba disponible bacalao en salazón de buena calidad, en cualquier época del año.
    • En cuanto a los garbanzos, en España hay muchas variedades. Según en donde viváis encontraréis una u otra.
    • A mí particularmente el que más me gusta es el garbanzo castellano. Con un tamaño mediano o grande, con forma esférica y de un color amarillo muy característico.
    • Os recomiendo que utilicéis garbanzos secos, en vez de los envasados o enlatados. Éstos suelen ser sometidos a tratamientos con conservantes, llevando una especie de gelatina. Con los secos también controlaremos mejor el punto de sal durante la elaboración.
    • Si os gusta esta receta no dejéis de acompañarla con algo dulce, podéis visitar nuestro especial de postres y dulces de Semana Santa y Pascua.