Eucaristía y humildad

Para este mes de Mayo, dedicado a María, “la esclava del Señor”, os proponemos un buen tema para leer y reflexionar: ¡La Eucaristía!, misterio insondable de amor, de entrega y donación a quien se acerca con humildad a él. La humildad es el camino por el que tendremos fácil acceso a todos los misterios de Dios, ya que solo a los “humildes” Dios les revela sus secretos.

La Eucaristía, que aparentemente es “nada”, es el gran don que Dios hace a los que con corazón sencillo se acercan, aunque “no sean dignos de que entre en su casa”.

¿Qué es la humildad?

La humildad es la virtud que modera el apetito que tenemos de la propia excelencia, del propio valer.  Es una virtud que nos lleva a reconocer la grandeza de Dios y, al mismo tiempo, al conocimiento exacto de nosotros mismos, procurando para nosotros la oscuridad y el justo aprecio por amor a Cristo.

Es una virtud que no conocieron los paganos griegos o romanos ni las grandes civilizaciones antes del Cristianismo. Ellos –los grecolatinos- buscaban siempre la excelencia en todo, y para ello usaban de todas las tretas, sean lícitas y buenas, o no tan buenas. No sabían reconocer sus límites ni sus defectos. Es más, buscaban inmortalizar su gloria y su honor, que buscaban con frenesí. Para ellos, la humildad era un defecto, una debilidad.

La humildad la trajo Jesús del cielo, pues no se encontraba entre los mortales. Y la trajo, encarnándola Él mismo en su ser. Él es la Humildad misma.

Para nosotros, ¿qué es la humildad?

La humildad es una virtud que sabe reconocer lo bueno que hay en nosotros, para agradecer a Dios de quien viene todo lo bueno que somos y tenemos, sin apropiarnos nada. Sabe reconocer los propios límites y defectos, no para desanimarse, sino para superarlos con la ayuda de Dios.

Por ejemplo, ¿qué diríais de aquél que alaba un cuadro? ¿A quién debería alabar: al cuadro o al pintor de ese cuadro?

“No niegues tus cualidades ni los éxitos que logres. El Señor se sirve de ti, lo mismo que el artista utiliza un pincel barato” CE 515

La humildad es una virtud que sabe abajarse para servir a los demás, a quienes aprecia e incluso considera mejor que él mismo. Es más, se alegra que los demás sean más amados, preferidos, consultados, alabados que él.

¿Qué relación hay entre Eucaristía y humildad?

La Eucaristía es el sacramento del abajamiento, del ocultamiento. Más no podía bajar Dios. Él, que podría manifestarse en el esplendor de su gloria divina, se hace presente del modo más humilde. Se pone al servicio de la humanidad, siendo Él el Señor.

No se consideró más que los demás, no vino a despreciar a nadie, no vino a hacer sombra a nadie, no vino a desplazar a nadie, no vino a considerarse el mejor, el más santo, el más perfecto.

Se hace el más humilde de todos. El pan es la comida del humilde y del pobre. Es un pan que se da, se parte, se comparte, se reparte. ¡Cuántos gestos de amor humilde!

Jesús Eucaristía está aquí escondido, aún más que en el pesebre, aún más que en el calvario. En el pesebre y en la cruz se escondía solo la divinidad, aquí en la eucaristía también esconde la humanidad. Y sin embargo, desde el fondo del Tabernáculo es la causa primera y principal de todo el bien que se hace en el mundo. Él inspira, conforta, consuela a los misioneros, a los mártires, a las vírgenes. Él quiere estar escondido y hacer el bien a escondidas, en silencio, sin llamar la atención.

¿Y cuántas afrentas e insultos, profanaciones, distracciones, soledad, desatenciones, no recibe este Sacramento del amor? Y en vez de quejarse, protestar o cerrar su Sagrario, dice “Venid a Mí . . . todos”.

¡Cuántas veces vamos a comulgar no con las debidas disposiciones, ni con el fervor que deberíamos, ni con la atención suficiente! Y no sé cuántos de los que comulgan en la mano la tienen limpia, aseada, y hacen de su mano realmente un verdadero trono decente y puro para recibir al Señor. ¡Hasta ahí se rebaja! Podemos hacer con Él lo que queramos. No se resiste, no se altera, no echa en cara. Todo lo aguanta, lo tolera.

¿Cuál es el compromiso que adquirimos al comulgar, al acercarnos y vivir la Eucaristía?

Ser humildes. Quien comulga a Cristo Eucaristía se hace fuerte para vivir esta virtud difícil y recia, la humildad.

  1. La humildad es la llave que nos abre los tesoros de la gracia. “A los humildes Dios da su gracia”, nos dice san Pedro en su primera carta. A los soberbios Dios los resiste, pues éstos buscan solo su provecho. Dios, a los humildes les da a conocer los misterios, a los soberbios se los oculta.
  2. La humildad es el fundamento de todas las virtudes. Sin la humildad, las demás virtudes quedan flojas, endebles. Y se caen, tarde o temprano.
  3. La humildad es el nuevo orden de cosas que trajo Jesús a la tierra. “Los más grandes son los que sirven, los más altos son los que se abajan”.

“¿Quieres ser grande? Comienza por hacerte pequeño. ¿Piensas construir un edificio de colosal altura? Dedícate primero al cimiento bajo y cuanto más elevado sea el edificio que quieras levantar, tanto más honda debes preparar su base. Los edificios antes de llegar a las alturas se humillan”. San Agustín.

La humildad consiste esencialmente en la conciencia del puesto que ocupamos frente a Dios y a los hombres y en la sabia moderación de nuestros deseos de gloria.

La humildad no nos prohíbe tener conciencia de los talentos recibidos, ni disfrutarlos plenamente con corazón recto; sólo nos prohíbe el desorden de jactarnos de ellos y presumir de nosotros mismos. Todo lo bueno que existe en nosotros, pertenece a Dios.

Que la Eucaristía nos ayude a ser cada día más humildes.

Fuente: STBC

Historia de las apariciones de la Virgen de Fátima

Como preparación a las apariciones de Nuestra Señora de Fátima, un ángel quien se identificó como el «Ángel de Portugal», le habló en primer lugar a los niños diciéndoles: «No temáis. Yo soy el ángel de la Paz. Rezad conmigo.

Luego él se arrodilló, doblándose hasta tocar el suelo con su frente y rezó:

«Dios mío, yo creo, yo os adoro y yo os amo!, os pido perdón por aquellos que no creen, no os adoran, no confían y no os aman!»

Él dijo esta oración tres veces. Cuando acabó, le dijo a los niños:

«Rezad así. Los corazones de Jesús y María están atentos a la voz de vuestras súplicas».

Él dejó a los niños quienes empezaron a decir esta oración frecuentemente.

Las apariciones del Ángel de Portugal (1916)

En la Portugal rural del 1917 no es inusual el ver a los niños llevando a sus rebaños a pastorear. Esto es lo que los niños de la familia Marto y Santos, todos primos, hacían en estos días. Casi siempre eran Lucía Santos, Francisco Marto y su hermana Jacinta, los que con gusto tomaban esta responsabilidad, agradecidos por la suerte de estar al aire libre y de jugar mientras las ovejas pastoreaban en silencio. Ellos llevaban a pequeños grupos de ovejas a pastorear en parcelas pertenecientes a sus padres en diferentes partes de la sierra, el altiplano en el que se encontraba el pueblecito de Fátima (donde se encontraba la Iglesia parroquial ) y Aljustrel (donde vivían los niños).

Dos miradores favoritos eran las colinas que miraban a Aljustrel, cerca de un campo llamado Loca do Cabeço (Lugar de la Cabeza) y la Cova da Iria (Ensenada de Irene) a una corta distancia de Fátima. En estos lugares ocurrieron las apariciones que cambiarían el curso de la vida de estos niños y de la historia del siglo XX.

La primera aparición del Ángel de Portugal

En la primavera de 1916 Lucía, Francisco y Jacinta tuvieron su primer encuentro con un mensajero celestial. Escribiendo en sus memorias, compuestas bajo obediencia a su obispo, Lucía nos cuenta sobre esa primera reunión:

Fuimos esa vez a la propiedad de mis padres, que está abajo del Cabeço, mirando hacia el este. Se llama Chousa Velha.

Como a mitad de mañana comenzó a lloviznar y subimos la colina, seguidos de las ovejas, en busca de una roca que nos protegiera. Así fue como entramos por primera vez en el lugar santo. Está en la mitad de una arboleda de olivos que pertenece a mi padrino, Anastasio. Desde allí uno puede ver la aldea donde yo nací, la casa de mi padre y también Casa Velha y Eira da Pedra. La arboleda de pinos, que en realidad pertenece a varias personas, se extiende hasta estos lugares.

Pasamos el día allí, ya que la lluvia había pasado y el sol brillaba en el cielo azul. Comimos nuestros almuerzos y comenzamos a rezar el rosario. Después de eso, comenzamos a jugar un juego con guijarros. Pasaron tan solo unos segundos cuando un fuerte viento comenzó a mover los árboles y miramos hacia arriba para ver lo que estaba pasando, ya que era un día tan calmado. Luego comenzamos a ver, a distancia, sobre los árboles que se extendían hacia el este, una luz más blanca que la nieve con la forma de un joven, algo transparente, tan brillante como un cristal en los rayos del sol. Al acercarse pudimos ver sus rasgos. Nos quedamos asombrados y absorbidos y no nos dijimos nada el uno al otro. Luego él dijo:

No tengáis miedo. Soy el ángel de la paz. Orad conmigo.

Él se arrodilló, doblando su rostro hasta el suelo. Con un impulso sobrenatural hicimos lo mismo, repitiendo las palabras que le oímos decir:

Dios mío, yo creo en Vos, yo os adoro, yo  espero y yo os amo. Os pido perdón por los que no creen, no os adoran, no  esperan y no os aman.

Después de repetir esta oración tres veces el ángel se incorporó y nos dijo:

Orad de esta forma. Los corazones de Jesús y María están listos para escucharos.

Y desapareció. Nos dejó en una atmósfera de lo sobrenatural que era tan intensa que estuvimos por largo rato sin darnos cuenta de nuestra propia existencia. La presencia de Dios era tan poderosa e íntima que aún entre nosotros mismos no podíamos hablar. Al día siguiente, también esta atmósfera nos ataba, y se fue disminuyendo y desapareció gradualmente. Ninguno de nosotros pensó en hablar de esta aparición o hacer ningún tipo de promesa en secreto. Estabamos encerrados en el silencio sin tan  siquiera desearlo.

El efecto intenso de esta aparición del Angel que tuvo sobre los niños, fue diferente a la experiencia un tanto más serena con la de la Virgen al año siguiente. Lucía dice:

No sé por que,  pero las apariciones de la Virgen produjeron en nosotros efectos muy diferentes que los de las visitas del ángel. En las dos ocasiones sentimos la misma felicidad interna, paz y gozo, pero en vez de la posición física de postrarse hasta el suelo que impuso el ángel, nuestra Señora trajo una sensación de expansión y libertad, y en vez de este aniquilamiento en la presencia divina, deseábamos solamente exultar nuestro gozo. No había dificultad al hablar cuando nuestra Señora se apareció, había más bien por mi parte un deseo de comunicarme.

Esta diferencia puede tal vez ser explicada de la siguiente manera. Los ángeles cualquiera que sea su coro tienen en común con Dios una naturaleza espiritual, no mezclada con la materia. La bondad de su ser, llena de justicia divina de acuerdo con el nivel de gloria dado a cada uno, irradia esa santidad sin mediación, por tanto proporcionada a la capacidad de los seres humanos para experimentarla. No sin razón las escrituras demuestran cuan fácil se puede confundir a un ángel apareciéndose a un hombre con el mismo Dios. (Apoc. 19:10, 22:9). Sin embargo, cuando se aparece nuestra Señora, aunque su gloria es mayor a la del más alto serafín, su naturaleza humana cubre esta gloria, así como pasó con la naturaleza de nuestro Señor, aún después de su Resurrección.

Aunque los ángeles también pueden aparecer en una forma más mundana, debe haber sido parte del propósito divino el revelarle a los niños algo de la Santidad de Dios. Lucía nos dice sobre este efecto que tardó en desaparecer:

Sus palabras se grabaron tan profundamente en nuestras mentes que nunca las olvidamos, hasta el punto en que pasábamos largos ratos de rodillas repitiéndolas, a veces hasta que nos caíamos exhaustos.

La Segunda Aparición del Ángel de Portugal

Durante el verano de 1916 los tres primos estaban jugando en el calor del día en el jardín cerca del pozo detrás de la casa de los Santos en Aljustrel. Lucía describe cómo el ángel se les apareció una vez más, regañándoles por su falta de seriedad espiritual.

De repente vimos al mismo ángel cerca de nosotros.

¿Que estáis haciendo? Teneis que rezar!. Rezar!. Los corazones de Jesús y María tienen designios Misericordiosos para vosotros. Debeis ofrecer vuestras oraciones y sacrificios a Dios, el Altísimo.

¿Pero cómo nos debemos sacrificar? Pregunté.

En todas las formas que podais ofrecer sacrificios a Dios en reparación por los pecados por los que Él es ofendido, y en suplicación por los pecadores. De esta forma vosotros traereis la paz a este país, ya que yo soy su ángel guardián, el Angel de Portugal. Además, aceptad y soportad con paciencia los sufrimientos que Dios os enviará.

Esta aparición renovó el mismo efecto profundo que tuvo el primero en ellos. Francisco, quien a lo largo de las apariciones del ángel y de nuestra Señora podía ver pero no escuchar, no tuvo éxito en obtener de las niñas las palabras que el ángel había dicho hasta el próximo día. Lucía nos dice:

Las palabras del ángel se sumieron en lo profundo de nuestras almas como llamas ardientes, mostrándonos quien es Dios, cual es su Amor por nosotros, y cómo Él quiere que nosotros le amemos también, el valor del sacrificio y cuanto Le agrada, cómo El lo recibe para la conversión de los pecadores. Es por eso que a partir de ese momento comenzamos a ofrecerle algunos sacrificios que nos mortificaran.

La Tercera Aparición del Ángel de Portugal

Lucía no está segura de cuando ocurrió la tercera aparición del ángel. Ella cree recordar que fue a finales de Septiembre u Octubre de 1916. Habiéndose dirigido a Cabeço con sus rebaños, y estando más atentos a las palabras del ángel, ellos se arrodillaron inmediatamente para orar la oración que les enseño el ángel: Dios mío, yo creo en ti, yo te adoro…etc.

Después de haber repetido esta oración no sé cuantas veces vimos a una luz extraña brillar sobre nosotros. Levantamos nuestras cabezas para ver que pasaba. El ángel tenía en su mano izquierda un cáliz y sobre él, en el aire, estaba una hostia de donde caían gotas de sangre en el cáliz. El ángel dejó el cáliz en el aire, se arrodilló cerca de nosotros y nos pidió que repitiesemos tres veces:

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente, y os ofrezco el precioso cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de las ingratitudes,  sacrilegios e indiferencia por medio de las cuales Él es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y por el del Inmaculado Corazón de María, os pido humildemente por la conversión de los pobres pecadores.

Después se levantó, tomó en sus manos el cáliz y la hostia. La hostia me la dio a mí y el contenido del cáliz se lo dio a Jacinta y a Francisco, diciendo al mismo tiempo:

Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo terriblemente agraviado por la ingratitud de los hombres. Ofreced reparación por ellos y consolad a Dios.

Una vez más él se inclinó al suelo repitiendo con nosotros la misma oración tres veces: Oh Santísima Trinidad…etc.,  y desapareció. Abrumados por la atmósfera sobrenatural que nos envolvía, imitamos al ángel en todo, arrodillándonos postrándonos como él lo hizo y repitiendo las oraciones como él las decía.

Fue de esta forma en la que fueron catequizados en oración, sufrimiento por reparación, y en la doctrina de la Santa Eucaristía, y fortalecidos por el Pan de los Angeles, como los niños de Fátima fueron preparados para la visita de la Reina de Portugal, la Inmaculada Virgen María.

Apariciones de la Santísima Virgen María en Fátima (1917)

Casi 8 meses pasaron desde la última aparición del Ángel. Lucía, Francisco y Jacinta continuaron haciendo lo que el ángel les había enseñado, orando y ofreciendo sacrificios al Señor. Lucía tenía ahora 10 años, Francisco nueve en Junio y Jacinta acababa de cumplir siete en marzo, cuando el 13 de mayo de 1917, decidieron llevar sus ovejas a unas colinas que pertenecían al padre de Lucía conocidas como Cova da Iria, o Ensenada de Irene. Fue ahí, solo con una excepción, donde la Santísima Virgen bajo el nombre de Nuestra Señora del Rosario se les apareció en seis ocasiones en 1917, y una novena vez en 1920 (sólo a Lucía).

Tan importante como el lugar y el momento eran la situación a nivel mundial. En esos momentos la Primera Guerra Mundial hacía estragos en Europa, conduciendo a la humanidad a la forma más salvaje de guerra vista hasta el día de hoy. En la lejanía de Moscu, Lenin preparaba la revolución que volcó el orden social Ruso en Noviembre de 1917 y en la que se sumergió eventualmente casi la mitad de los habitantes de esta tierra. Fue en este contexto en el que el cielo intercede por la tierra para proveer el antídoto para los males morales y sociales del mundo – el mensaje de Fátima.

Aparición de la Virgen de Fátima del 13 de mayo de 1917

Llevando a su rebaño fuera de Aljustrel en la mañana del 13 de mayo, la fiesta de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, los tres niños  pasaron  Fátima, donde se encontraban la parroquia y el cementerio, y prosiguieron más o menos un kilómetro hacia el norte a las pendientes de Cova. Aquí dejaron que sus ovejas pastorearan mientras ellos jugaban en la pradera que tenía algún  que otro árbol de roble. Después de haber tomado su almuerzo alrededor del mediodía decidieron rezar el rosario, aunque de una manera un poco trucada, diciendo sólo las primeras palabras de cada oración. Al instante, ellos sufrieron un sobresalto,  que después describieron como un «rayo en medio de un cielo azul». Pensando que una tormenta se acercaba se debatían si debían recoger las ovejas e irse a casa. Preparándose para hacerlo fueron nuevamente sorprendidos por una luz extraña.

Comenzamos a ir cuesta abajo llevando a las ovejas hacia el camino. Cuando estabamos en la mitad de la cuesta, cerca de un árbol de roble (el gran árbol que hoy en día está rodeado de una reja de hierro), vimos otro rayo, y después de dar unos cuantos pasos más vimos en un árbol de roble (uno más pequeño más abajo en la colina) a una señora vestida de blanco, que brillaba más fuerte que el sol, irradiando unos rayos de luz clara e intensa, como una copa de cristal llena de pura agua cuando el sol radiante pasa por ella. Nos detuvimos asombrados por la aparición. Estabamos tan cerca que quedamos en la luz que la rodeaba, o que ella irradiaba, casi a un metro y medio.

Por favor no temáis, no os voy a hacer daño.

Lucía respondió por parte de los tres, como lo hizo durante todas las apariciones

¿De dónde sois?

Yo vengo del cielo.

La Señora vestía con un manto puramente blanco, con un borde de oro que caía hasta sus pies. En sus manos llevaba las cuentas del rosario que parecían estrellas, con un crucifijo que era la gema más radiante de todas. Quieta, Lucía no tenía miedo. La presencia de la Señora le producía solo felicidad y un gozo confiado.

«¿Qué queréis de mi?»

Quiero que regreses aquí los días trece de cada mes durante los próximos seis meses a la misma hora. Luego te diré quien soy, y qué es lo que más deseo. Y volveré aquí una séptima vez.

» ¿Y yo iré al cielo?»

Sí, tu irás al cielo.

» ¿Y Jacinta?»

Ella también irá.

«¿Y Francisco?»

Él también,  pero primero debe rezar muchos Rosarios.

La Señora miró a Francisco con compasión por unos minutos, matizado con una pequeña tristeza. Lucía después se acordó de algunos amigos que habían fallecido.

«¿Y María Nieves está en el cielo?

Si, ella está en el cielo.

«¿Y Amelia?»

Ella está en el purgatorio.

Os ofreceréis a Dios y aceptaréis todos los sufrimientos que Él os envíe, en reparación por todos los pecados que Le ofenden y por la conversión de los pecadores.

«Oh sí, lo haremos»

Tendréis que sufrir mucho, pero la gracia de Dios estará con vosotros y os fortalecerá.

Lucía relata que mientras la Señora pronunciaba estas palabras, abría sus manos, y fuimos bañados por una luz celestial que parecía venir directamente de sus manos. La realidad de esta luz penetró nuestros corazones y nuestras almas, y sabíamos que de alguna forma esta luz era Dios, y podíamos vernos abrazada por ella. Por un impulso interior de gracia caímos de rodillas, repitiendo en nuestros corazones: «Oh Santísima Trinidad, te adoramos. Dios mio, Dios mio, te amo en el Santísimo Sacramento»

Los niños permanecían de rodillas en el torrente de esta luz maravillosa, hasta que la Señora habló de nuevo, mencionando la guerra en Europa, de la que tenían poca o  ninguna noción.

Rezad el Rosario todos los días, para traer la paz al mundo y el final de la guerra.

Después de esto Ella  comenzó a elevarse lentamente hacia el este, hasta que desapareció en la inmensa distancia. La luz que la rodeaba parecía que se adentraba entre las estrellas, es por eso que a veces decíamos que vimos a los cielos abrirse.

Los días siguientes estuvimos llenos de entusiasmo, aunque ellos no pretendían que fueran así. Lucía había prevenido a los otros de mantener  su visita en secreto, sabiendo correctamente las dificultades que ellos experimentarían si los eventos se supiesen. Sin embargo la felicidad de Jacinta no pudo ser contenida, cuando prontamente se olvidó de su promesa y se lo reveló todo a su madre, quien la escuchó pacientemente pero le dio poca credibilidad a los hechos. Sus hermanos y hermanas se metían con sus preguntas y chistes. Entre los interrogadores solo su padre, «Tio Marto»,  estuvo inclinado a aceptar la historia como verdad. El creía en la honestidad de sus hijos, y tenía una simple apreciación de las obras de Dios, de manera que él se convirtió en el primer creyente de las apariciones de Fátima.

La madre de Lucía, por otro lado, cuando finalmente escuchó lo que había ocurrido, creyó que su propia hija no solo era la instigadora de un fraude, si no de una blasfemia. Lucía comprendió rápidamente lo que la Señora quería decir cuando dijo que ellos sufrirían mucho. María Rosa no pudo hacer que Lucía se retractara, aún bajo amenazas. Finalmente la llevó a la fuerza donde el párroco, el padre Ferreira, sin tener éxito. Por otro lado, el padre de Lucía, quien no era muy religioso, estaba prácticamente indiferente, atribuyendo todo a los caprichos de mujeres. Las próximas semanas, mientras los niños esperaban su próxima visita de la Señora en Junio, les revelaron que tenían pocos creyentes, y muchos en contra en Aljustrel y Fátima

Aparición de la Virgen de Fátima del 13 de junio de 1917

Detalle de la corona de la Virgen

En Portugal, el trece de Junio es una gran fiesta, la fiesta de San Antonio de Lisboa, conocido comúnmente como San Antonio de Padua. Este milagroso franciscano nació en Lisboa y había entrado a la vida religiosa como un Canónigo Ragular de la Santa Cruz, residiendo primero en Lisboa y después en Coimbra antes de dejar la orden Portuguesa,  para ingresar a la nueva orden de Hermanos Franciscanos Menores y esperar el martirio en tierras lejanas de misión. Esta fecha citada del 13 de junio,  era y es, la fiesta de los niños en Portugal, de manera que los padres de Lucía naturalmente pensaron que las festividades de la parroquia de Fátima distraerían a Lucia de su cita en Cova. Sin embrago, no afectada por esta táctica Lucía y los Marto procedieron a ir al sitio de la aparición para cumplir con su cita al mediodía.

Cuando ellos llegaron vieron que había una pequeña multitud esperándolos.

Después de haber recitado el rosario con Jacinta y Francisco junto con las personas que estaban presentes, vimos otra vez, el reflejo de luz que se nos acercaba (solíamos decir que eran rayos) y después, a Nuestra Señora en el roble como en mayo.

» Por favor dígame, Señora, ¿qué es lo que quiere de mi?»

Quiero que vengais aquí el día trece del mes que viene. Quiero que continúeis diciendo el Rosario todos los días. Después de cada misterio, hijos mios, quiero que receisn de esta manera. «Oh mi buen Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno. Lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia». Quiero que aprendais a leer y a escribir, y luego os diré que más quiero de vosotros.

«¿Nos llevará al cielo?»

Si, me llevaré a Jacinta y a Francisco muy pronto, pero tú te quedarás un poco más, ya que Jesús desea que tu me hagas conocer y amar en la tierra. Él también desea que tú establezcas devoción en el mundo entero a mi Inmaculado Corazón.

«¿Debo permanecer en el mundo sola?»

No sola, hija mía, y no debes estar triste. Yo estaré contigo siempre, y mi Inmaculado Corazón será tu consuelo y el camino que te llevará hacia Dios.

En el momento en el que ella dijo las últimas palabras, abriendo sus manos, Ella nos transmitió por segunda vez, el reflejo de esa luz intensa. En ella sentíamos que estabamos sumergidos en Dios. Jacinta y Francisco parecían estar en la parte de la luz que se elevaba hacia los Cielos, y yo en la parte que se derramaba sobre la tierra. En frente de la palma de la mano derecha de Nuestra Señora estaba un corazón rodeado de espinas que parecían clavársele. Entendimos que era el Inmaculado Corazón de María ofrecido por los pecados de la humanidad, deseando ansiosamente reparación.

La aparición luego terminó como en la primera ocasión, con la Señora elevándose hacia el este y desapareciendo en la «inmensidad de los cielos».

A pesar del gozo de esos preciosos momentos el dolor de los niños continuó las siguientes semanas, moderado por la creencia de muy pocos de los presentes en Cova ese día. Ellos sabían que algo inusual había ocurrido – vieron los «rayos», algunos percibieron un cierto oscurecimiento del sol, otros una pequeña nube gris que iba y venía mientras ocurría la aparición y ellos creyeron. Sin embargo, las dificultades con sus familias no cesaron, especialmente con sus madres, quienes estaban verdaderamente alarmadas ya que los eventos no sólo continuaban sino que más bien se expandían. A ésto se le añadió la ardua cautela del párroco, que sospechaba que después de todo esto fuera a ser real,  pero de del demonio.

Aparición de la Virgen de Fátima del 13 de Julio de 1917

Mientras se acercaba la fecha de Julio, Lucía continuaba turbada por las palabras de su párroco que advertía que el diablo podría estar detrás de estas apariciones. Finalmente, ella le confió a Jacinta que su intención era de no ir. Pero cuando el día finalmente llegó, sus miedos y ansiedades desaparecieron, de manera que a las doce estaba en Cova con Jacinta y Francisco, esperando la llegada de la bella Señora.

La aparición del 13 de julio probó ser en muchas formas,  la parte más controvertida del mensaje de Fátima, proveyendo un secreto en tres partes que los niños guardaron celosamente. Las primeras dos partes, la visión del infierno y la profecía del futuro rol de Rusia y cómo prevenirlo, no serían reveladas hasta que Lucía las escribió en su tercer diario, en obediencia al obispo, en 1941. La tercera parte, comúnmente conocido como el Tercer Secreto, fue más tarde comunicado al obispo, quien lo envió sin leer al Papa Pío XII.

Unos minutos después de haber llegado a Cova da Iria, cerca de la encina, donde un gran número de personas estaban rezando el Rosario, vimos un flash de luz una vez más, y un momento después Nuestra Señora se apareció en la encina.

«Lucía», dijo Jacinta, «habla».  La Señora te está hablando».

«¿Si? Dijo Lucía. Ella habló humildemente, pidiendo perdón por sus dudas con todos sus gestos, y le dijo a la Señora «¿Qué queréis de mi?

Quiero que vengais aquí el día trece del mes que viene. Continúeis rezando el Rosario todos los días en honor a Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el final de la guerra, porque sólo el rosario puede obtenerlo.

«Sí, Sí».

«Yo quisiera preguntarle quién es usted, y si puede hacer un milagro para que todo el mundo sepa a ciencia cierta que se ha aparecido»

Debéis venir aquí todos los meses, y en octubre yo te diré quién soy y lo que quiero. Después haré un milagro para que todos crean.

Por tanto segura de lo que hacía, Lucia comenzó a poner ante la Señora las peticiones que todos le habían confiado. La Señora dijo muy gentilmente que ella curaría a algunos, pero que a otros  no los curaría.

«¿Y el hijo paralítico de Maria da Capelinha?»

No, no será curado ni de su enfermedad ni de su pobreza, y debe de asegurarse de rezar el Rosario junto a su familia todos los días.

Otro caso encomendado por Lucía a la Señora fue el de una mujer enferma de Atougia quien pidió que se la llevaran al cielo.

Dile que no tenga prisa. Dile que yo sé muy bien por qué, y  cuando yo vendré a buscarla.

Haced sacrificios por los pecadores, y decid seguido, especialmente cuando hagais un sacrificio: Oh Jesús, esto es por amor a Ti, por la conversión de los pecadores, y en reparación por las ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María.

Mientras Nuestra Señora decía estas palabras abrió sus manos una vez más, como lo había hecho en los dos meses anteriores. Los rayos de luz parecían penetrar la tierra, y vimos como si fuera un mar de fuego. Sumergidos en este fuego estaban demonios y almas en forma humana, como tizones transparentes en llamas, todos negros o color bronce quemado, flotando en el fuego, ahora levantadas en el aire por las llamas que salían de ellos mismos junto a grandes nubes de humo, se caían por todos lados como chispas entre enormes fuegos, sin peso o equilibrio, entre chillidos y gemidos de dolor y desesperación, que nos horrorizaron y nos hicieron temblar de miedo. (debe haber sido esta visión la que hizo que yo gritara, como dice la gente que hice).

Los demonios podían distinguirse por su similitud aterradora y repugnante a horrorosos animales desconocidos, negros y transparentes como carbones en llamas. Horrorizados y como pidiendo auxilio, miramos hacia Nuestra Señora, quien nos dijo, tan amablemente y tan tristemente:
Habeis visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Es para salvarlos que Dios quiere establecer en el mundo una devoción a mi Inmaculado Corazón. Si vosotros haceisn lo que yo os diga, muchas almas se salvarán, y habrá paz. Esta guerra cesará, pero si los hombres no dejan de ofender a Dios, otra guerra más terrible comenzará durante el pontificado de Pio XI. Cuando veais una noche que será iluminada por una luz extraña y desconocida (esto ocurrió el 28 de  Enero de  1938) sabreis que ésta,  es la señal que Dios les dará y que indicará que está apunto de castigar al mundo con la guerra y el hambre, y con la persecución de la Iglesia y del Papa.

Para prevenir èsto, vengo al mundo para pedir que Rusia sea consagrada a mi Inmaculado Corazón, y pido que los primeros Sábados de cada mes se hagan comuniones en reparación por todos los pecados del mundo. Si mis deseos se cumplen, Rusia se convertirá y habrá paz, si no, Rusia repartirá sus errores alrededor del mundo, trayendo nuevas guerras y persecuciones a la Iglesia,  los justos serán martirizados y el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, ciertas naciones serán aniquiladas. Pero al final mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre consagrará a Rusia a Mi Inmaculado Corazón, y esta será convertida y el mundo disfrutará de un período de paz. En Portugal la fe siempre será preservada…(Aquí viene la parte del secreto que aún no ha sido revelado). Recordad,  no debeis decirle esto a nadie más que a Francisco.

Cuando recéis el Rosario, decid después de cada misterio: Oh  mi buen Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, especialmente a las más necesitadas de tu Divina Misericordia.

» ¿Hay algo más que quiera de mi?»

No, no quiero nada más de ti hoy.

Luego, al igual que antes Nuestra Señora comenzó a ascender hacia el Este, hasta que finalmente desapareció en la inmensa oscuridad del firmamento.

La posesión del Secreto probó ser una gran prueba para los tres pequeños. La familia, los vecinos, seguidores de la aparición, hasta el clero, trató sin éxito que fuera revelado. Finalmente, en cuanto el día de la aparición se iba acercando,  hasta el gobierno civil que era secular y venenosamente anti clerical, alarmado por el número de personas que estaban interesándose en los eventos de Fátima, atentaron con arrebatárselos y en el proceso exponer a la Iglesia como colaboradora en un fraude.

Aparición de la Virgen de Fátima del 19 de agosto de 1917

Bajo el pretexto de proveerles de su propio automóvil, para que los niños pudieran trasladarse seguramente en medio de la multitud que rodeaba sus hogares, el administrador civil o alcalde del distrito en el que estaba ubicado Fátima, llegó a Aljustrel en la mañana del 13 de agosto. En un intento por conocer «la verdad» sin éxito, el 11 de agosto, Arturo Santos, un apóstata católico  había planeado una trampa que dejaría a los niños bajo su custodia para forzarlos a revelar todo. Como acto de buena fe, se ofreció para llevar a los tres niños y a sus padres a ver al párroco, quien él decía que quería verles, y así se fue a Cova.

En la casa parroquial él abandonó esta artimaña así como a los padres llevándose solo a los niños hasta la sede del distrito en Vila Nova de Ourem, a unas 9 millas de distancia. Aquí el intentó comprarlos, los amenazó de muerte y encerrándolos en una celda con otros «criminales» para hacerlos retractar de su historia. Todo esto,  sin ningún resultado. A pesar de sus edades, su fe en la Señora y su coraje fueron imperturbables.

Mientras tanto en Cova al mediodía del día 13,  los signos externos característicos de la aparición se hicieron visibles para la multitud, la mayor multitud hasta eses momento. Después que estos signos terminaron la multitud se dispersó, sin saber nada de las trampas tendidas por el gobierno.

Sin embargo, el «juicio» de los niños continuó por dos días, preocupando de gran modo a sus familias. Finalmente, en la fiesta de la Asunción el 15 de agosto, el Administrador los condujo de nuevo a Fátima y los dejó a los pies de la rectoría. Aquí fueron vistos por la gente que salía de Misa tratando de sabera por parte del  Tio  Marto dónde habían estado los niños.  Este fue el único esfuerzo serio por parte de la autoridades para  intervenir en el tema de la Señora de Fátima.

En cuanto a los planes de la Señora, fueron retrasados un poco. El Domingo 19 Lucía, su hermano Juan y Francisco estaban pastoreando sus ovejas en un lugar llamado Valinhos. Estaba ubicado al lado de la misma colina opuesta a Aljustrel donde se les apareció el ángel dos veces, un poco más al norte. Alrededor de las 4 de la tarde, presintiendo que la Señora estaba apunto de aparecerce, Lucía trató sin éxito de convencer a su hermano Juan  que fuera a buscar a Jacinta, hasta que le ofreció unos cuantos centavos por ir a buscarla. Mientras ella y Francisco esperaban vieron la luz típica. El momento en el que Jacinta llegó,  se apareció la Señora.

«¿Que queréis de mí?»

Que vengáis otra vez a Cova da Iria el trece del mes que viene,  y continuéis rezando el Rosario todos los días. El último día yo haré un milagro para que todos crean.

«¿Qué debemos hacer con las ofrendas que deja la gente en Cova da Iria?»

Quiero que hagáis dos andas (para cargar estatuas) para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario. Quiero que tú y Jacinta llevéis una de ellas con otras dos  niñas. Vosotras dos os vestiréis de blanco. Y luego quiero que Francisco, con tres niños ayudándolo, cargue la otra. Los niños también han de vestir de blanco. Lo que quede de las ofrendas ayudará para la construcción de la capilla que ha de ser construida aquí.

Lucía luego preguntó por la curación de algunos enfermos

Algunos los curaré durante este año

(Y mirándolos tristemente, les dijo) Rezad, rezad, rezad mucho. Haced sacrificios por los pecadores. Muchas almas se van al infierno, porque nadie está dispuesto a ayudarlas con sacrificios.

Habiendo dicho esto se retiró como lo había hecho en otras ocasiones.

Aparición de la Virgen de Fátima del 13 de septiembre de 1917

A pesar del ridículo y las burlas causadas por la prensa secular y atea, más de 30.000 personas se reunieron en Cova para la aparición del mes de septiembre. Ahora mientras se rezaba el Rosario la multitud pudo ver a los niños ponerse de pie mirando hacia el este y ver como la admiración se apoderaba de sus rostros. Un momento mientras los niños esperaban, mirando y mirando, sus ojos en la  encina, su gozo encendido como una llama. Ya habían caído de rodillas de nuevo, y personas cerca de Lucía la escucharon decir:

«¿Qué queréis de mí?»

Continuad rezando el Rosario, hijitos mios. Hacedlo todos los días para que cese la guerra. En octubre vendrá nuestro Señor, así como Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y Nuestra Señora del Monte Carmelo. San José se aparecerá con el Niño Jesús para bendecir al mundo.

A Dios le agradan vuestros sacrificios, pero no quiere que os pongáis las cuerdas de noche para ir a dormir. Sólo ponéroslas durante el día.

«Tengo las peticiones de muchas personas que piden su ayuda. ¿Curaréis vos a una niña que es sordomuda?»

Ella mejorará en un año.

«¿Y las conversiones que algunos han pedido? ¿Las sanaciones de los enfermos?»

Algunas las curaré a otras no. Nuestro Señor no confía en todos ellos, pues algunos, recuperada su salud, volverían a caer en sus vicios y pecados.

«¿Quiere que se construya una capilla pequeña aquí con el dinero que las personas han dejado aquí?»

Sí, deseo que se construya una pequeña capilla en honor de Nuestra Señora del Rosario. Pero diles que se utilice sólo la mitad de ese dinero para esto.  La otra mitad será para las dos andas que ya os comenté y vosotros sabéis.

«Muchos creen que yo soy una impostora y un fraude, dicen que merezco ser colgada o quemada. ¿Podéis por favor hacer un milagro para que ellos crean?»

En Octubre haré un milagro que permitirá que todos crean.

La entrevista se había terminado. La visión se elevó como antes, y Lucía, señalando a la Señora,  le dijo a la multitud: » Si desean verla, ¡miren! ¡miren!»

Aparición de la Virgen de Fátima del 13 de octubre de 1917

Durante la noche del 12 al 13 de octubre había llovido toda la noche, empapando el suelo y a los miles de peregrinos que viajaban a Fátima de todas partes. A pie, por carro y en carretas venían, entrando a la zona de Cova por el camino de Fátima – Leiria, que hoy en día todavía pasa frente a la gran plaza de la Basílica. De ahí bajaban hacia el lugar de las apariciones. Hoy en día, en el sitio está la capillita moderna de vidrio, encerrando la primera que se construyó y la estatua de Nuestra Señora del Rosario de Fátima donde estaba la encina.

En cuanto  los niños, lograron llegar a Cova entre las adulaciones y el escepticismo que los había perseguido desde mayo. Cuando llegaron, encontraron críticos que cuestionaban su veracidad y la puntualidad de la Señora, quien había prometido llegar al medio día. Ya habían pasado las doce según la hora oficial del país. Sin embargo cuando el sol había llegado a su apogeo la Señora se apareció como había dicho.

«¿Qué queréis de mí?»

Quiero que se construya una capilla aquí en mi honor. Quiero que continuéis rezando el Rosario todos los días. La guerra pronto terminará, y los soldados regresarán a sus hogares.

«Sí, Sí»

«¿Me dirá su nombre?»

Yo soy la Señora del Rosario

«Tengo muchas peticiones de muchas personas. ¿Se las concederá?»

Algunas serán concedidas, y otras las debo negar. Las personas deben rehacer sus vidas y pedir perdón por sus pecados. No deben de ofender más a nuestro Señor, ¡ya es ofendido demasiado!

» ¿Y eso es todo lo que tiene que pedir?»

No hay nada más.

Mientras la Señora del Rosario se eleva hacia el este, ella tornó las palmas de sus manos hacia el cielo oscuro. Aunque la lluvia había cedido, nubes oscuras continuaban oscureciendo el sol, que de repente se escapa entre ellos y se ve como un suave disco de plata.

«¡Miren el sol!»

En este momento, dos distintas apariciones pudieron ser vistas: el fenómeno del sol presenciado por los 70,000 espectadores y aquella que fue vista solo por los niños. Lucía describe esta aparición en su diario.

Después que la Virgen desapareció en la inmensa distancia del firmamento, vimos a San José y al Niño Jesús que parecían estar bendiciendo el mundo, ya que hacían la señal de la cruz con sus manos. Un poco después cuando esta aparición terminó vi a Nuestro Señor y a Nuestra Señora, me parece que era lo Dolorosa. Nuestro Señor parecía bendecir al mundo al igual que lo había hecho San José. Esta aparición también desapareció y vi a Nuestra Señora una vez más, parecida a nuestra Señora del Carmen (Sólo Lucia vio la última aparición, como anticipando su entrada al Carmelo unos años después.

Estas serían las últimas apariciones en Fátima para Jacinta y Francisco. Sin embargo, a Lucía, nuestra Señora se la apareció una séptima vez en 1920, como lo había prometido la Señora el mes de mayo. Esta vez Lucía estaba en oración en la Cova, antes de dejar Fátima para ir a un internado de niñas. La Señora vino para alentarla a que se dedicara enteramente a Dios.

Mientras los niños veían las diversas apariciones de Jesús, María y San José, la multitud presenció un prodigio diferente, el ahora conocido como el famoso milagro del sol. Entre los testigos estaban los siguientes:

Testimonios sobre las apariciones de la Virgen de Fátima

O Seculo (un periódico de Lisboa pro gubernamental y anticlerical)

Desde el camino, donde estaban estacionados los vehículos donde cientos de personas se habían quedado,  ya que no querían pisar el lodo, uno podía ver la gran multitud volverse hacia el sol, que parecía sin nubes y estaba en su apogeo. Parecía una placa de pura plata y se podía mirar fijamente sin incomodar. Pudo haber sido un eclipse que sucedía en ese momento. Pero en ese mismo momento se produjo un gran grito, y uno podía escuchar a los espectadores más cercanos gritar: ¡un milagro! ¡un milagro!

Ante el asombro reflejado en los ojos de los espectadores, cuya semblanza era bíblica ya que todos tenían la cabeza descubierta, y que buscaban ansiosamente algo en el cielo, el sol temblaba, hizo ciertos movimientos repentinos fuera de las leyes cósmicas – el sol «danzaba» de acuerdo a las expresiones típicas de la gente.

Había un viejecito parado en las escaleras de un obús con su rostro girado hacia el sol que recitaba el credo en alta voz. Pregunté quien era y me dijeron que era el señor Joao da Cunha Vasconcelos. Lo vi después dirigiéndose a los que estaban a su alrededor con sus sombreros puestos y les imploró vehementemente que se descubrieran sus cabezas ante tan extraordinario milagro.

Las  gentes  se preguntaban los unos a los otros lo que habían visto. La gran mayoría admitió ver el sol danzando y temblando, otros afirmaban que habían visto el rostro de la Virgen Santísima. Otros juraron que vieron el sol girar como una rueda que se acercaba a la tierra como si fuera a quemarla con sus rayos. Algunos dijeron haber visto cambios de colores sucesivamente.

O Dia (otro diario de Lisboa, edición 17 de octubre de 1917)

«A la una en punto de la tarde, mediodía solar, la lluvia cesó, el cielo de color gris nacarado iluminaba la vasta región árida con una extraña luz. El sol tenía como un velo de gasa transparente que hacía fácil el mirarlo fijamente. El tono grisáceo madre perla en que se tornó en una lámina de plata,  que se rompió cuando las nubes se abrían y el sol de plata envuelto en el mismo velo de luz gris, se vio girar y moverse en el círculo de las nubes abiertas. De todas las bocas se escuchó un gemido y las personas cayeron de rodillas sobre el suelo fangoso…..

La luz se tornó en un azul precioso, como si atravesara el vitral de una catedral y esparció sus rayos sobre las personas que estaban de rodillas con los brazos extendidos. El azul desapareció lentamente y luego la luz pareció traspasar un cristal amarillo. La luz amarilla tiñó los pañuelos blancos, las faldas oscuras de las mujeres. Lo mismo sucedió en los árboles, las piedras y en la sierra. La gente lloraba y oraba con la cabeza descubierta ante la presencia del milagro que habían esperado. Los segundos parecían como horas, así de intensos eran.

Tio Marto (padre de Jacinta y Francisco)

Podíamos mirar con facilidad el sol, que por alguna razón no nos cegaba. Parecía tililar primero en un sentido y luego en otro. Sus rayos se esparcían en muchas direcciones y pintaban todas las cosas en diferentes colores, los árboles, la gente,  el aire y la tierra. Pero lo más extraordinario para mí,  era que el sol no lastimaba nuestros ojos. Todo estaba tranquilo y en silencio y todos miraban hacia arriba. De pronto, pareció que el sol dejó de girar. Luego comenzó a moverse y a danzar en el cielo, hasta que parecía desprenderse de su lugar y caer sobre nosotros. Fue un momento terrible.

María Capelinha (una de las primeras creyentes)

El sol transformó todo de diferentes colores – amarillo, azul y blanco, entonces se sacudió y tembló, parecía una rueda de fuego que caía sobre la gente. Empezaron a gritar «¡nos va a matar a todos!», otros clamaron a nuestro Señor para que los salvara, ellos recitaban el acto de contrición. Una mujer comenzó a confesar sus pecados en voz alta, diciendo que había hecho esto y aquello….

Cuando al fin el sol dejó de saltar y de moverse todos respiramos aliviados. Aún estábamos vivos, y el milagro predicho por los niños fue visto por todos.

Yo estaba mirando hacia el lugar de las apariciones, esperando serena y fríamente que algo sucediera, y con una curiosidad en descenso porque había pasado mucho tiempo sin que sucediera nada que me llamara la atención. Entonces escuché miles de voces gritar y vi que la multitud de pronto se giró hacia el lado contrario, sus espaldas en contra del sitio donde yo tenía dirigida mi atención y miré al cielo del lado opuesto.

La hora legal era cerca de las 2 de la tarde, alrededor del medio día solar. El sol unos momentos antes había aparecido entre unas nubes, las cuales lo ocultaban y brillaba clara e intensamente. Yo me volví hacia el magneto que parecía atraer todas las miradas y lo vi como un disco con un aro claramente marcado, luminoso y resplandeciente, pero que no hacía daño a los ojos. No estoy de acuerdo con la comparación que he escuchado que han hecho en Fátima y la de un pesado disco plateado.

Era un color más claro, rico y resplandeciente que tenía algo del brillo de una perla. No se parecía en nada a la luna en una noche clara porque al verlo uno y sentirlo parecía un cuerpo vivo. No era una esfera como la luna ni tenía el mismo color o matiz. Parecía como una rueda de cristal hecha de la madre de todas las perlas. No se podía confundir con el sol visto a través de la neblina (porque no había neblina en ese momento), porque no era opaca, difusa ni cubierta con un velo. En Fátima daba luz y calor y aparentaba un claro cofre con un arco bien difundido.

Indulgencia plenaria durante el centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima

Para conmemorar el centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima en Portugal, acaecidas en 1917,  el Papa Francisco decidió conceder la indulgencia plenaria durante todo el Año Jubilar, que comenzó el pasado 27 de noviembre y terminará el 26 de noviembre de 2017.

El Santuario de Fátima indicó que para obtener las indulgencias plenarias los fieles deben  cumplir primero con las condiciones habituales: confesarse, comulgar y rezar por las intenciones del Santo Padre.

Las indulgencias plenarias podrán obtenerse durante todo el Año Jubilar y para ello existen tres maneras, detalladas a continuación:

1.- Peregrinar al Santuario

La primera forma es que “los fieles vengan en peregrinación al Santuario de Fátima en Portugal y que allí participen en una celebración u oración dedicada a la Virgen”.

Además de ello, los fieles deben rezar el Padrenuestro, recitar el Credo e invocar a la Madre de Dios.

2.- Ante cualquier imagen de la Virgen de Fátima en todo el mundo

La segunda forma se aplica para “los fieles piadosos que visitan con devoción una imagen de Nuestra Señora de Fátima expuesta solemnemente a la veneración pública en cualquier templo, oratorio o local adecuado en los días de los aniversarios de las apariciones, el 13 de cada mes desde mayo hasta octubre (de 2017), y participen allí devotamente en alguna celebración u oración en honor de la Virgen María”.

Esta visita a la imagen de la Virgen no tiene que ser necesariamente solo en Fátima o exclusivamente en Portugal, sino que puede ser en cualquier parte del mundo.

También se debe rezar un Padrenuestro, el Credo e invocar a la Virgen de Fátima.

3.- Ancianos y enfermos

La tercera forma de obtener una indulgencia se aplica a las personas que por la edad, enfermedad u otra causa grave estén impedidos de movilizarse.

Pueden rezar ante una imagen de la Virgen de Fátima y deben unirse espiritualmente en las celebraciones jubilares en los días de las apariciones, los días 13 de cada mes, entre mayo y octubre de 2017.

Además tienen que ofrecer con confianza a Dios misericordioso, a través de María, sus oraciones y dolores o los sacrificios de su propia vida.

Fuente: Web católico de Javier

 

Cardenal Van Thuan: Celebraba Misa en la mano en prisión y ahora se acerca a los altares

La Iglesia Católica proclamará Venerable al Cardenal François-Xavier Nguyên Van Thuan, Arzobispo Coadjutor de Saigón, que sufrió la represión por parte del Gobierno comunista de Vietnam.

Este nuevo paso hacia el reconocimiento de la santidad del Cardenal vietnamita se produjo tras la firma, por parte del Papa Francisco, del correspondiente Decreto durante la audiencia que el Santo padre mantuvo este jueves en el Vaticano con el Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato.

Vida de Van Thuan

El Cardenal François-Xavier Nguyên Van Thuan nació en Hue, Vietnam, el 17 de abril de 1928. Fue Obispo de Nhatrang durante ocho años, y por unos meses Obispo coadjutor de Saigón. El 23 de abril de 1975 el ejército comunista tomó la ciudad de Saigón y se hizo con el control del Estado.

Tras la subida de los comunistas al poder, el Obispo Van Thuan fue arrestado el 15 de agosto de 1975, día de la Asunción de la Virgen, acusado de formar parte de un complot entre el Vaticano y el imperialismo para organizar la lucha contra el régimen comunista.

Durante los años en que estuvo en prisión, el Obispo aprovechó para seguir el ejemplo de San Pablo y escribir cartas a los fieles. También suscitó el aprecio de sus captores, a quienes enseñaba idiomas.

Después de 13 años de cárcel, 9 de los cuales pasó en una celda de aislamiento, fue liberado y desterrado del país. Llegó a Roma y empezó a trabajar en la Curia Romana. En 1998 fue nombrado Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz.

En la Cuaresma del año 2000 fue invitado por San Juan Pablo II a predicar los ejercicios espirituales de la Curia del Vaticano. Cuando el Papa peregrino lo recibió en privado para felicitarlo por el retiro, el Arzobispo le dijo: “hace 24 años estaba celebrando Misa con tres gotas de vino y una de agua en la palma de mi mano. Nunca hubiera pensado que el Santo Padre me recibiera de esta manera. ¡Qué grande es nuestro Señor, y que grande es su amor!”.

En febrero de 2001 fue creado Cardenal por el Papa Wojtyla. Falleció el 16 de septiembre de 2002.

Nuevos beatos

Además, de este reconocimiento, la Iglesia Católica reconocerá cinco nuevos beatos, tras la firma de los decretos en los que se reconocen los milagros de cuatro venerables y el martirio de un siervo de Dios, y otros seis venerables, además del Cardenal Van Thuan:

El milagro atribuido a la intercesión de Francisco Solanus Casey, Sacerdote profeso de la Orden de Frailes Menores Capuchinos nacido en Wisconsin, Estados Unidos, en 25 de noviembre de 1870 y fallecido el 31 de julio de 1957.

El milagro que se le atribuye a la intercesión de Adela de Batz de Trenquelléon, Fundadora de las Hijas de María Inmaculada, cuyo nombre de consagrada era María Inmaculada, nacida el 10 de junio de 1789 en Trenquelléon, Francia, y fallecida el 10 de enero de 1828.

Gracias al milagro atribuido a la intercesión de Clara Fey, Fundadora de las Hermanas del Niño Jesús Pobre, nacida en Aquisgrán, Alemania, el 11 de abril de 1815 y fallecida el 8 de mayo de 1894.

El milagro concedido a la intercesión de Josefa Saturnina Rodríguez, Fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, cuyo nombre de consagrada era Catalina de María, nacida el 27 de noviembre de 1823 en Córdoba, Argentina, y fallecida el 5 de abril de 1896.

El martirio de Lucien Botovasoa, laico, padre de familia y miembro de la Orden Tercera de San Francisco, nacido en Vohipeno, Madagascar, en 1908 y muerto por el odio a la fe el 17 de abril de 1947.

Las virtudes heroicas del Cardenal Elia Dalla Costa, Arzobispo de Florencia, nacido en Villaverla, Italia, el 14 de mayo de 1872 y muerto el 22 de diciembre de 1961.

Las vida llena de virtudes de Giovanna Meneghini, Fundadora de la Congregación de las Hermanas Ursulinas del Sagrado Corazón de María, nacida el 23 de mayo de 1868 en Bolzano Vicentino y fallecida el 2 de marzo de 1918.

Las heroicas virtudes de Vincenza Cusmano, primera Superiora General de la Congregación de las Siervas Pobres, nacida el 6 de enero de 1826 en Palermo, Italia, y fallecida el 2 de febrero de 1894.

Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Alessandro Nottegar, laico, padre de familia y Fundador de la Comunidad Regina Pacis. Nacido el 30 de octubre de 1943 en Italia y muerto el 19 de septiembre de 1986.

Las virtudes heroicas de Edvige Carboni, laica, nacida el 2 de mayo de 1880 en Pozzomaggiore, Italia, y fallecida el 17 de febrero de 1952.

Las virtudes heroicas de Guadalupe Ortiz de Landázuri, laica, miembro de la Prelatura Personal de la Santa Cruz y del Opus Dei. Nacida el 12 de diciembre de 1916 en Madrid, España, y fallecida el 16 de julio de 1975.

 

Fuente: ACIprensa

El Papa Francisco nos habla de la importancia de la Eucaristía

Hoy les hablaré de la Eucaristía. La Eucaristía se coloca en el corazón de la “iniciación cristiana”, junto al Bautismo y a la Confirmación, y constituye la fuente de la vida misma de la Iglesia. De este Sacramento del amor, de hecho, nace todo auténtico camino de fe, de comunión y de testimonio.

Es hermoso ir a Misa el domingo y recibir la Eucaristía que es fuente de la vida. Papa Francisco

Lo que vemos cuando nos reunimos para celebrar la Eucaristía, la Misa, nos hace ya intuir qué cosa estamos por vivir. En el centro del espacio destinado a la celebración se encuentra el altar, que es una mesa cubierta por un mantel y esto nos hace pensar en un banquete.

Sobre la mesa hay una cruz, que indica que sobre aquel altar se ofrece el sacrificio de Cristo: es Él el alimento espiritual que allí se recibe, bajo el signo del pan y del vino. Junto a la mesa está el ambón, es decir, el lugar desde el cual se proclama la Palabra de Dios: y esto indica que allí nos reunimos para escuchar al Señor que habla mediante las Sagradas Escrituras y, por lo tanto, el alimento que se recibe es también su Palabra.

Pan y Palabra

Palabra y Pan en la Misa se hacen una misma cosa, como en la última Cena, cuando todas las palabras de Jesús, todos los signos que había hecho, se condensaron en el gesto de partir el pan y ofrecer el cáliz, anticipación del sacrificio de la cruz, y en aquellas palabras: “Tomen, coman, este es mi cuerpo…tomen, beban, esta es mi sangre”.

El gesto de Jesús cumplido en la Última Cena es el extremo agradecimiento al Padre por su amor, por su misericordia. “Agradecimiento” en griego se dice “eucaristía”. Y por esto el sacramento se llama Eucaristía: es el supremo agradecimiento al Padre que nos ha amado tanto hasta darnos a su Hijo por amor. He aquí por qué el término Eucaristía resume todo aquel gesto, que es gesto de Dios y del hombre juntos, gesto de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.

Por lo tanto, la celebración eucarística es mucho más de un simple banquete: es propiamente el memorial de la Pascua de Jesús, el misterio central de la salvación. “Memorial” no significa sólo un recuerdo, un simple recuerdo, sino que quiere decir que cada vez que celebramos este Sacramento participamos en el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

La Eucaristía constituye el vértice de la acción de salvación de Dios: el Señor Jesús, haciéndose pan partido para nosotros, vierte, en efecto, sobre nosotros toda su misericordia y su amor, tanto que renueva nuestro corazón, nuestra existencia y nuestro modo de relacionarnos con Él y con los hermanos.

El significado de recibir la Comunión

Es por esto que normalmente, cuando nos acercamos a este Sacramento, se dice que se “recibe la Comunión”, que se “hace la Comunión”: esto significa que en la potencia del Espíritu Santo, la participación en la mesa eucarística nos conforma en modo único y profundo a Cristo, haciéndonos pregustar ahora ya la plena comunión con el Padre que caracterizará el banquete celeste, donde, con todos los Santos, tendremos la gloria de contemplar a Dios cara a cara.

Queridos amigos, ¡no agradeceremos nunca suficientemente al Señor por el don que nos ha hecho con la Eucaristía! Es un don muy grande. Y por esto es tan importante ir a misa el domingo, ir a misa no sólo para rezar, sino para recibir la comunión, este Pan que es el Cuerpo de Jesucristo y que nos salva, nos perdona, nos une al Padre. ¡Es hermoso hacer esto! Y todos los domingos vamos a misa porque es el día de la resurrección del Señor, por eso el domingo es tan importante para nosotros.

Con la Eucaristía sentimos esta pertenencia a la Iglesia, al Pueblo de Dios, al Cuerpo de Dios, a Jesucristo. No terminaremos nunca de captar todo el valor y la riqueza. Pidámosle, entonces, que este Sacramento pueda continuar a mantener viva en la Iglesia su presencia y a plasmar nuestras comunidades en la caridad y en la comunión, según el corazón del Padre.

Y esto se hace durante toda la vida. Y se empieza a hacer el día de la primera comunión. Es importante, que los niños se preparen bien a la primera comunión y que ningún niño deje de hacerla porque es el primer paso de esta pertenencia a Jesucristo, fuerte, fuerte después del Bautismo y de la Confirmación. Gracias.

Fuente: ACI (VATICANO, 05 Feb. 14 )

¿Quieres saber cómo está tu familia?

El semanario Desde la Fe del Arzobispado de México publicó un interesante cuestionario cuyo objetivo es evaluar cómo están las relaciones entre los miembros de la familia, y cómo está su relación con Dios.

El cuestionario “Y… ¿cómo está tu familia?” está compuesto por 20 preguntas. Cada una tiene cuatro opciones para escoger.

Algunas de las preguntas son “¿Con qué frecuencia conversan como familia?”, “¿Con qué frecuencia comparten sus preocupaciones en familia?”, “¿Con qué frecuencia eligen pasar tiempo juntos para divertirse en familia?” y “En las pláticas en familia ¿qué lugar ocupa la promoción de los valores católicos?”.

Una vez terminado el cuestionario, se podrá comparar las respuestas con los comentarios a cada uno de los resultados. Este es el test:

Instrucciones

Elija una opción por cada una de las siguientes preguntas y al terminar el cuestionario verifique el apartado final para saber qué tan unida y cercana a Dios está su familia.

1.- ¿Con qué frecuencia conversan como familia?
a) Todos los días
b) Una o dos veces por semana
c) Rara vez
d) Nunca

2.-¿Las manifestaciones de cariño forman parte de su vida cotidiana?
a) Siempre
b) A veces
c) Pocas veces
d) Nunca

3.-¿Pueden conversar y sostener una plática sin discutir?
a) Sin ningún problema
b) Con cierta facilidad
c) Difícilmente
d) Imposible

4.- ¿Aceptan los defectos de cada uno y saben sobrellevarlos?
a) Sin ningún problema
b) Con cierta facilidad
c) Difícilmente
d) Imposible

5.- ¿Con qué frecuencia comparten sus preocupaciones en familia?
a) Todos los días
b) Una vez al mes
c) Rara vez
d) Nunca

6.- ¿Con qué frecuencia se reúnen para celebrar algún acontecimiento familiar?
a) Por lo menos una vez cada dos meses
b) Una vez cada seis meses
c) Una vez al año
d) Nunca

7.- ¿Las decisiones que afectan a la familia se toman en conjunto?
a) Siempre
b) A veces
c) Pocas veces
d) Nunca

8.- Ante una adversidad o un problema familiar ¿cómo reaccionan?
a) Se solidarizan y apoyan todos
b) Se interesan, pero no apoyan
c) Solo se informan
d) Son indiferentes

9.- ¿Cada miembro de la familia realiza alguno de los quehaceres del hogar?
a) Siempre
b) A veces
c) Pocas veces
d) Nunca

10.- ¿Cada miembro de la familia cumple sus propias responsabilidades?
a) Siempre
b) A veces
c) Pocas veces
d) Nunca

11.- ¿Con qué frecuencia eligen pasar tiempo juntos para divertirse en familia?
a) Todos los días
b) Una o dos veces por semana
c) Rara vez
d) Nunca

12.- Cuando salen de paseo o de vacaciones ¿cómo lo hacen?
a) Toda la familia junta
b) Los papás y algunos hijos
c) Solo los papás
d) Todos por separado

13.- Las personas ancianas en su familia son consideradas:
a) Una bendición
b) Fáciles de sobrellevar
c) Difíciles de sobrellevar
d) Una carga para la familia

14.- ¿Con qué frecuencia invitan a otras personas a compartir su mesa familiar?
a) Siempre
b) Casi siempre
c) Rara vez
d) Nunca

15.-¿ Con qué frecuencia ayudan, como familia, a personas necesitadas?
a) Una vez por semana
b) Una vez al mes
c) Rara vez
d) Nunca

16.- En las pláticas en familia ¿qué lugar ocupa la promoción de los valores católicos?
a) Importante
b) Más o menos importante
c) Secundario
d) Intrascendente

17.- ¿Cuáles son los temas que acostumbran platicar en familia?
a) Cuestiones edificantes
b) Problemas sociales o familiares
c) Nos quejamos de todo
d) Criticamos a otras personas

18.- ¿Hacen oración juntos?
a) Todos los días
b) Una vez a la semana
c) Algunas veces
d) Nunca

19.- ¿Con qué frecuencia asisten a Misa en familia?
a) Cada ocho días
b) Una vez al mes
c) Rara vez
d) Nunca

20.- ¿Con qué frecuencia comparten su fe como familia, por ejemplo leyendo juntos la Palabra, compartiendo su experiencia de Dios o hablando de temas espirituales?
a) Siempre
b) Frecuentemente
c) Rara vez
d) Nunca

Resultados

Si la mayoría de respuestas fue a): ¡Felicidades! Tu resultado es muy bueno. Se nota que Dios es el centro de tu familia y que en Él encuentran la fuente de su amor y de su unión. Procuren seguir por ese buen camino y buscar nuevas maneras de continuar creciendo juntos como católicos y como miembros de una familia llamados no sólo a amarse mutuamente sino llamados también a compartir ese amor con otros.

Si la mayoría de respuestas fue b): Tu resultado es bueno, aunque no tan favorable como hubieras querido porque hay por allí algunos puntos que necesitan atender o reforzar para darle a su vida familiar ese empujoncito que le falta para crecer en unidad y en fe.

Sugerimos organizar actividades en familia que involucren ayudar a otros, y también dedicar más tiempo a fortalecer como familia su relación con Dios.

Si la mayoría de respuestas fue c): Tu resultado necesita mejorar. Se nota que las preocupaciones de la vida cotidiana están afectando la unidad de tu familia y su relación con Dios. No permitan que eso suceda.

Conversa con tus familiares al respecto y acuerden acciones que puedan realizar para reparar esto, en especial pasar más tiempo juntos, esforzarse por dar a cada uno de sus miembros la atención personal y el cariño que necesitan, y sobre todo, dejar que Dios ocupe el centro para que todo lo demás adquiera su justa proporción.

Si la mayoría de respuestas fue d): Hay muchos problemas en tu familia, pero nada que no se pueda corregir con la ayuda de Dios. Lo más importante es no desesperarse, ir atacando un problema cada vez. Y por encima de todo urge mejorar su relación con Dios.

Si no puedes hablarle a tu familia de Dios, háblale a Dios de tu familia. Únete a otros miembros que deseen hacerlo y encomiéndala todos los días a la Sagrada Familia.

Fuente: ACI

La Hospitalidad de Emaús

“No os olvidéis de la hospitalidad”

Dos discípulos hacían juntos el camino. No creían y, sin embargo, hablaban del Señor. De repente éste se les aparece, pero bajo formas que no pudieron reconocerle… Le invitan a compartir su albergue, como se hace con un viajero… Ponen, pues, la mesa a punto, presentan la comida, y Dios, a quien no habían reconocido en la explicación de la Escritura, lo reconocen en la fracción del pan.

No es escuchando los preceptos de Dios que se han visto iluminados, sino cumpliéndolos: “No son los que escuchan la Ley los que serán justificados delante de Dios, sino los que ponen en práctica lo que dice la Ley” (Rm 2,13). Si alguno quiere comprender lo que ha escuchado, que se apresure a poner por obra lo que ya ha comprendido. El Señor no fue reconocido mientras hablaba; sino que se dignó manifestarse cuando le ofrecieron algo para comer.

Amemos, pues, la hospitalidad, hermanos muy amados; amemos el practicar la caridad.

San Pablo, refiriéndose a ella, afirma: “Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad: por ella algunos recibieron, sin saberlo, la visita de unos ángeles (Heb 13,1; Gn 18,1s).

También Pedro dice: “Ofreceos mutuamente hospitalidad, sin protestar” (1P 4,9). Y la misma Verdad nos declara: “Fui forastero y me hospedasteis”… “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, nos dirá el Señor el día del juicio, conmigo lo hicisteis” (Mt 25,35.40)… Y a pesar de ello ¡somos tan perezosos ante la gracia de la hospitalidad! Pongamos atención, hermanos, en la  grandeza de esta virtud. Recibamos a Cristo en nuestra mesa a fin de poder ser recibidos a su festín eterno. Demos ahora hospitalidad a Cristo presente en el extranjero para que en el juicio no seamos como extraños que no le conocemos (Lc 13,25), sino que nos reciba en su Reino como hermanos.

San Gregorio Magno (c. 540-604), papa y doctor de la Iglesia
Homilía 23; PL 76, 1182

La Resurrección de Cristo

La Resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas. Los Apóstoles dieron testimonio de lo que habían visto y oído. Hacia el año 57 San Pablo escribe a los Corintios:

«Porque os transmití en primer lugar lo mismo que yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas, y después a los doce» (1 Co 15,3-5).

día del juicio final. Blake

Cuando, actualmente, uno se acerca a esos hechos para buscar lo más objetivamente posible la verdad de lo que sucedió, puede surgir una pregunta: ¿de dónde procede la afirmación de que Jesús ha resucitado? ¿Es una manipulación de la realidad que ha tenido un eco extraordinario en la historia humana, o es un hecho real que sigue resultando tan sorprendente e inesperable ahora como resultaba entonces para sus aturdidos discípulos?

A esas cuestiones sólo es posible buscar una solución razonable investigando cuáles podían ser las creencias de aquellos hombres sobre la vida después de la muerte, para valorar si la idea de una resurrección como la que narraban es una ocurrencia lógica en sus esquemas mentales.

La tumba vacía, sudario y mortajas

De entrada, en el mundo griego hay referencias a una vida tras la muerte, pero con unas características singulares. El Hades, motivo recurrente ya desde los poemas homéricos, es el domicilio de la muerte, un mundo de sombras que es como un vago recuerdo de la morada de los vivientes. Pero Homero jamás imaginó que en la realidad fuese posible un regreso desde el Hades. Platón, desde una perspectiva diversa había especulado acerca de la reencarnación, pero no pensó como algo real en una revitalización del propio cuerpo, una vez muerto. Es decir, aunque se hablaba a veces de vida tras la muerte, nunca venía a la mente la idea de resurrección, es decir, de un regreso a la vida corporal en el mundo presente por parte de individuo alguno.

La tradición judía

En el judaísmo la situación es en parte distinta y en parte común. El sheol del que habla el Antiguo Testamento y otros textos judíos antiguos no es muy distinto del Hades homérico. Allí la gente está como dormida. Pero, a diferencia de la concepción griega, hay puertas abiertas a la esperanza. El Señor es el único Dios, tanto de los vivos como de los muertos, con poder tanto en el mundo de arriba como en el sheol. Es posible un triunfo sobre la muerte. En la tradición judía, aunque se manifiestan unas creencias en cierta resurrección, al menos por parte de algunos.

También se espera la llegada del Mesías, pero ambos acontecimientos no aparecen ligados. Para cualquier judío contemporáneo de Jesús se trata, al menos de entrada, de dos cuestiones teológicas que se mueven en ámbitos muy diversos. Se confía en que el Mesías derrotará a los enemigos del Señor, restablecerá en todo su esplendor y pureza el culto del templo, establecerá el dominio del Señor sobre el mundo, pero nunca se piensa que resucitará después de su muerte: es algo que no pasaba de ordinario por la imaginación de un judío piadoso e instruido.

La improbabilidad del robo del cuerpo

Robar su cuerpo e inventar el bulo de que había resucitado con ese cuerpo, como argumento para mostrar que era el Mesías, resulta impensable. En el día de Pentecostés, según refieren los Hechos de los Apóstoles, Pedro afirma que «Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte», y en consecuencia concluye: «Sepa con seguridad toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús, a quien vosotros crucificasteis» (Hch 2,36).

La explicación de tales afirmaciones es que los Apóstoles habían contemplado algo que jamás habrían imaginado y que, a pesar de su perplejidad y de las burlas que con razón suponían que iba a suscitar, se veían en el deber de testimoniar.

Fuente:El equipo que ha realizado este trabajo está compuesto por los profesores Francisco Varo (director), Juan Chapa, Vicente Balaguer, Gonzalo Aranda, Santiago Ausín y Juan Luis Caballero.

LAUDES DOMINGO DE RESURRECCIÓN

LAUDES DOMINGO DE RESURRECCIÓN

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
SALMO PÁGINA 1
Himno: ESTABA AL ALBA MARÍA

Estaba al alba María,
llamándole con sus lágrimas.

Vino la Gloria del Padre
y amaneció el primer día.
Envuelto en la blanca túnica
de su propia luz divina
-la sábana de la muerte
dejada en tumba vacía-,
Jesús, alzado, reinaba;
pero ella no lo veía.

Estaba al alba María,
la fiel esposa que aguarda.

Mueva el Espíritu al aura
en el jardín de la vida.
Las flores huelan la Pascua
de la carne sin mancilla,
y quede quieta la esposa
sin preguntas ni fatiga.
¡Ya está delante el esposo,
venido de la colina!

Estaba al alba María,
porque era la enamorada. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

SALMO 62, 2-9 – EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre,…

Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Ant 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR – Dn 3, 57-88. 56

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.

Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Ant 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.

Salmo 149 – ALEGRÍA DE LOS SANTOS

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre…

Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.

LECTURA BREVE   Hch 10, 40-43

Dios resucitó a Jesús al tercer día e hizo que se apareciese no a todo el pueblo, sino a nosotros, que somos los testigos elegidos de antemano por Dios. Nosotros hemos comido y bebido con él, después que Dios lo resucitó de entre los muertos. Y él nos mandó predicar al pueblo y atestiguar que ha sido constituido por Dios juez de vivos y muertos. De él hablan todos los profetas y aseguran que cuantos tengan fe en él recibirán por su nombre el perdón de sus pecados.

RESPONSORIO BREVE
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Muy de madrugada, el primer día de la semana, llegaron al sepulcro, apenas salido el sol. Aleluya.
Cántico del Bnenedictus Página 4

PRECES

Oremos a Cristo, autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos, quien por su poder nos resucitará también a nosotros, y digámosle:

Cristo, vida nuestra, sálvanos.

– Cristo, luz esplendorosa que brillas en las tinieblas, rey de la vida y salvador de los que han muerto, concédenos vivir hoy en tu alabanza.

– Señor Jesús, que anduviste los caminos de la pasión y de la cruz,  concédenos que, unidos a ti en el dolor y en la muerte, resucitemos también contigo.

– Hijo del Padre, maestro y hermano nuestro, tú que has hecho de nosotros un pueblo de reyes y sacerdotes, enséñanos a ofrecer con alegría nuestro sacrificio de alabanza.

– Rey de la gloria, esperamos anhelantes el día de tu manifestación gloriosa, para poder contemplar tu rostro y ser semejantes a ti.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Dirijámonos ahora al Padre con las palabras que el Espíritu del Señor resucitado pone en nuestra boca: Padrenuestro…

ORACION

Dios nuestro, que en este día nos abriste las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concédenos a todos los que celebramos su gloriosa resurrección que, por la nueva vida que tu Espíritu nos comunica, lleguemos también nosotros a resucitar a la luz de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

LAUDES SÁBADO SANTO

LAUDES SABADO SANTO
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros murió, y por nosotros fue sepultado, venid, adorémosle.
Salmo como el del viernes

 

Himno:
Venid al huerto, perfumes,
enjugad la blanca sábana:
en el tálamo nupcial
el Rey descansa.

Muertos de negros sepulcros,
venid a la tumba santa:
la Vida espera dormida,
la Iglesia aguarda.

Llegad al jardín, creyentes,
tened en silencio el alma:
ya empiezan a ver los justos
la noche clara.

Oh dolientes de la tierra,
verted aquí vuestras lágrimas:
en la gloria de este cuerpo
serán bañadas.

Salve, cuerpo cobijado
bajo las divinas alas;
salve, casa del Espíritu,
nuestra morada. Amén.

 

SALMODIA

Ant 1. Harán llanto como llanto por el hijo único, porque siendo inocente fue muerto el Señor.

Salmo 63 – SÚPLICA CONTRA LOS ENEMIGOS

 

Escucha, ¡oh Dios!, la voz de mi lamento,
protege mi vida del terrible enemigo;
escóndeme de la conjura de los perversos
y del motín de los malhechores:

afilan sus lenguas como espadas
y disparan como flechas palabras venenosas,
para herir a escondidas al inocente,
para herirlo por sorpresa y sin riesgo.

Se animan al delito,
calculan cómo esconder trampas,
y dicen: «¿Quién lo descubrirá?»
Inventan maldades y ocultan sus invenciones,
porque su mente y su corazón no tienen fondo.

Pero Dios los acribilla a flechazos,
por sorpresa los cubre de heridas;
su misma lengua los lleva a la ruina,
y los que lo ven menean la cabeza.

Todo el mundo se atemoriza,
proclama la obra de Dios
y medita sus acciones.

El justo se alegra con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los rectos de corazón.

Gloria al Padre…

 

Ant. Harán llanto como llanto por el hijo único, porque siendo inocente fue muerto el Señor.

Ant 2. Líbrame, Señor, de las puertas del abismo.

Cántico: ANGUSTIA DE UN MORIBUNDO Y ALEGRÍA DE LA CURACIÓN Is 38, 10-14. 17-20

 

Yo pensé: «En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años.»

Yo pensé: «Ya no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.

Levantan y enrollan mi vida
como una tienda de pastores.
Como un tejedor devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.»

Día y noche me estás acabando,
sollozo hasta el amanecer.
Me quiebras los huesos como un león,
día y noche me estas acabando.

Estoy piando como una golondrina,
gimo como una paloma.
Mis ojos mirando al cielo se consumen:
¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí!

Me has curado, me has hecho revivir,
la amargura se me volvió paz
cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía
y volviste la espalda a todos mis pecados.

El abismo no te da gracias,
ni la muerte te alaba,
ni esperan en tu fidelidad
los que bajan a la fosa.

Los vivos, los vivos son quienes te alaban:
como yo ahora.
El Padre enseña a sus hijos tu fidelidad.

Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas
todos nuestros días en la casa del Señor.

Gloria al Padre,…
 
Ant. Líbrame, Señor, de las puertas del abismo.

Ant 3. Estaba muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del hades.

Salmo 150 – ALABAD AL SEÑOR.

 

Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su augusto firmamento.

Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.

Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,

Alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas,

alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.

Todo ser que alienta, alabe al Señor.

 
Gloria al Padre…

Ant. Estaba muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del hades.

LECTURA BREVE   Os 6,1-3a

Esto dice el Señor: «En su aflicción me buscarán, diciendo: «Volvamos al Señor. Él, que nos despedazó, nos sanará; él, que nos hirió, nos vendará. En dos días nos sanará, y al tercero nos levantará, y viviremos en su presencia.»»

RESPONSORIO BREVE

Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz; por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre».

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Salvador del mundo, sálvanos; tú que con tu cruz y con tu sangre nos redimiste, socórrenos, Dios nuestro.

Cántico del Benedictus como en la página 4

PRECES

Adoremos a nuestro Redentor, que por nosotros y por todos los hombres quiso morir y ser sepultado, para resucitar de entre los muertos, y supliquémosle, diciendo:

Señor, ten piedad de nosotros.

– Oh Señor, que junto a tu cruz y a tu sepulcro tuviste a tu Madre dolorosa que participó en tu aflicción, haz que tu pueblo sepa también participar en tu pasión.

– Señor Jesús, que como grano de trigo caíste en la tierra para morir y dar con ello fruto abundante, haz que también nosotros sepamos morir al pecado y vivir para Dios.

– Oh Pastor de la Iglesia, que quisiste ocultarte en el sepulcro para dar la vida a los hombres, haz que nosotros sepamos también vivir escondidos contigo en Dios.

– Nuevo Adán, que quisiste bajar al reino de la muerte, para librar a cuantos, desde el origen del mundo, estaban encarcelados, haz que todos los hombres, muertos al pecado, escuchen tu voz y vivan.

– Cristo, Hijo de Dios vivo, que has querido que por el bautismo fuéramos sepultados contigo en la muerte, haz que siguiéndote a ti caminemos también nosotros en novedad de vida.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Movidos por el espíritu filial que Cristo nos mereció con su muerte, digamos al Padre: PN…

ORACION

Dios todopoderoso, cuyo Unigénito descendió al lugar de los muertos y salió victorioso del sepulcro, te pedimos que concedas a todos tus fieles, sepultados con Cristo por el bautismo, resucitar también con él a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

LAUDES VIERNES SANTO

LAUDES VIERNES SANTO

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Ant. A Cristo, Hijo de Dios, que nos redimió con su sangre preciosa, venid, adorémosle.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre…

Ant. A Cristo, Hijo de Dios, que nos redimió con su sangre preciosa, venid, adorémosle.

Himno: BRAZOS RÍGIDOS Y YERTOS

Brazos rígidos y yertos,
por dos garfios traspasados,
que aquí estáis, por mis pecados,
para recibirme abiertos,
para esperarme clavados.

Cuerpo llagado de amores,
yo te adoro y yo te sigo;
yo, Señor de los señores,
quiero partir tus dolores
subiendo a la cruz contigo.

Quiero en la vida seguirte
y por sus caminos irte
alabando y bendiciendo,
y bendecirte sufriendo
y muriendo bendecirte.

Que no ame la poquedad
de cosas que van y vienen;
que adore la austeridad
de estos sentires que tienen
sabores de eternidad;

que sienta una dulce herida
de ansia de amor desmedida;
que ame tu ciencia y tu luz;
que vaya, en fin, por la vida
como tú estás en la cruz:

de sangre los pies cubiertos,
llagadas de amor las manos,
los ojos al mundo muertos
y los dos brazos abiertos
para todos mis hermanos. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre…

Ant. Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros.

Ant 2. Jesucristo nos ama y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre.

¡Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado tu obra!
En medio de los años, realízala;
en medio de los años, manifiéstala;
en el terremoto acuérdate de la misericordia.

El Señor viene de Temán;
el Santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el cielo,
la tierra se llena de su alabanza;
su brillo es como el día,
su mano destella velando su poder.

Sales a salvar a tu pueblo,
a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus caballos,
revolviendo las aguas del océano.

Lo escuché y temblaron mis entrañas,
al oírlo se estremecieron mis labios;
me entró un escalofrío por los huesos,
vacilaban mis piernas al andar.
Tranquilo espero el día de la angustia
que sobreviene al pueblo que nos oprime.

Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios mi salvador.

El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las alturas.

Gloria al Padre…

Ant. Jesucristo nos ama y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre.

Ant 3. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre…

 

Ant. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero.
LECTURA BREVE   Is 52, 13-15

Mirad: mi siervo tendrá éxito, será enaltecido y ensalzado sobremanera. Y, así como muchos se horrorizaron de él, pues tan desfigurado estaba que ya ni parecía hombre, no tenía ni aspecto humano, así también muchos pueblos se admirarán de él y, a su vista, los reyes enmudecerán de asombro porque verán algo jamás narrado y contemplarán algo inaudito.

RESPONSORIO BREVE

Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Fijaron encima de su cabeza un letrero indicando el motivo de su condenación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos.»

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre…
 
Ant. Fijaron encima de su cabeza un letrero indicando el motivo de su condenación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos.»

PRECES

Adoremos a nuestro Redentor, que por nosotros y por todos los hombres quiso morir y ser sepultado para resucitar de entre los muertos, y supliquémosle, diciendo:

Señor, ten piedad de nosotros.

– Señor y Maestro nuestro, que por nosotros te sometiste incluso a la muerte, enséñanos a someternos siempre a la voluntad del Padre.

– Tú que siendo nuestra vida quisiste morir en la cruz para destruir la muerte y todo su poder, haz que contigo sepamos morir también al pecado y resucitemos contigo a vida nueva.

– Rey nuestro, que como un gusano fuiste el desprecio del pueblo y la vergüenza de la gente, haz que tu Iglesia no se acobarde ante la humillación, sino que como tú proclame en toda circunstancia el honor del Padre.

– Salvador de todos los hombres, que diste tu vida por los hermanos, enséñanos a amarnos mutuamente con un amor semejante al tuyo.

– Tú que al ser elevado en la cruz atrajiste hacia ti a todos los hombres, reúne en tu reino a todos los hijos de Dios dispersos por el mundo.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Porque la muerte de Cristo nos ha hecho agradables a Dios, nos atrevemos a orar al Padre, diciendo: Padrenuestro..

ORACION

Mira, Señor, con bondad a tu familia santa, por la cual Jesucristo nuestro Señor aceptó el tormento de la cruz, entregándose a sus propios enemigos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN