LAUDES DOMINGO DE RESURRECCIÓN

LAUDES DOMINGO DE RESURRECCIÓN

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
SALMO PÁGINA 1
Himno: ESTABA AL ALBA MARÍA

Estaba al alba María,
llamándole con sus lágrimas.

Vino la Gloria del Padre
y amaneció el primer día.
Envuelto en la blanca túnica
de su propia luz divina
-la sábana de la muerte
dejada en tumba vacía-,
Jesús, alzado, reinaba;
pero ella no lo veía.

Estaba al alba María,
la fiel esposa que aguarda.

Mueva el Espíritu al aura
en el jardín de la vida.
Las flores huelan la Pascua
de la carne sin mancilla,
y quede quieta la esposa
sin preguntas ni fatiga.
¡Ya está delante el esposo,
venido de la colina!

Estaba al alba María,
porque era la enamorada. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

SALMO 62, 2-9 – EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre,…

Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Ant 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR – Dn 3, 57-88. 56

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.

Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Ant 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.

Salmo 149 – ALEGRÍA DE LOS SANTOS

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre…

Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.

LECTURA BREVE   Hch 10, 40-43

Dios resucitó a Jesús al tercer día e hizo que se apareciese no a todo el pueblo, sino a nosotros, que somos los testigos elegidos de antemano por Dios. Nosotros hemos comido y bebido con él, después que Dios lo resucitó de entre los muertos. Y él nos mandó predicar al pueblo y atestiguar que ha sido constituido por Dios juez de vivos y muertos. De él hablan todos los profetas y aseguran que cuantos tengan fe en él recibirán por su nombre el perdón de sus pecados.

RESPONSORIO BREVE
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Muy de madrugada, el primer día de la semana, llegaron al sepulcro, apenas salido el sol. Aleluya.
Cántico del Bnenedictus Página 4

PRECES

Oremos a Cristo, autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos, quien por su poder nos resucitará también a nosotros, y digámosle:

Cristo, vida nuestra, sálvanos.

– Cristo, luz esplendorosa que brillas en las tinieblas, rey de la vida y salvador de los que han muerto, concédenos vivir hoy en tu alabanza.

– Señor Jesús, que anduviste los caminos de la pasión y de la cruz,  concédenos que, unidos a ti en el dolor y en la muerte, resucitemos también contigo.

– Hijo del Padre, maestro y hermano nuestro, tú que has hecho de nosotros un pueblo de reyes y sacerdotes, enséñanos a ofrecer con alegría nuestro sacrificio de alabanza.

– Rey de la gloria, esperamos anhelantes el día de tu manifestación gloriosa, para poder contemplar tu rostro y ser semejantes a ti.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Dirijámonos ahora al Padre con las palabras que el Espíritu del Señor resucitado pone en nuestra boca: Padrenuestro…

ORACION

Dios nuestro, que en este día nos abriste las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concédenos a todos los que celebramos su gloriosa resurrección que, por la nueva vida que tu Espíritu nos comunica, lleguemos también nosotros a resucitar a la luz de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

Contempla a Cristo que sufre en la Pasión

Cristo muerto sostenido por un ángel

Cristo muerto sostenido por un ángel es una de las pinturas más relevantes de la última etapa del pintor italiano Antonello da Messina (14301479). Está realizado en óleo y temple sobre tabla, y fue pintado hacia 147576. Se exhibe actualmente en el Museo del Prado de Madrid.

Historia

La pintura se fecha hacia 1470 y algunos expertos creen que Antonello la terminó con ayuda de su hijo Jacobello. Hacia 1965, la obra fue localizada en una colección particular de Irún (España), y se propuso su compra al Museo del Prado (Madrid). Al ser obra inédita, suscitó algunas dudas, pero posteriores estudios la han situado entre las piezas magistrales del artista. Se cuenta que previamente se había conservado en Monforte de Lemos (Galicia), a donde pudo ser llevada desde Italia por un eclesiástico de alto rango.

Descripción de la obra

Ante un paisaje luminoso, de verdes prados y árboles de copas redondas, un ángel lloroso sostiene a Cristo muerto tras la Pasión. Las figuras son proporcionadas, como pintura renacentista. Cristo está representado de manera proporcionada, siguiendo la anatomía clásica. El cuerpo está desnudo, cubierto por el paño de pudor y se ve la herida del costado, de la que sale un rastro de sangre. En la mano izquierda se ve la herida del clavo. No hay expresión de dolor en el rostro de Cristo, sino serenidad; pero sí en el del ángel que lo sostiene, marcado su rostro infantil en una ligera expresión de llanto.

Esta dramática imagen de la Pasión del primer plano choca con el paisaje tranquilo del fondo. En el manso paisaje se observan olivos verdes en segundo plano; pero, en contraste con este árbol, se distinguen calaveras y algún tronco seco erguido que contrastan con el verde de sus alrededores y la ciudad al fondo. Éste es un claro simbolismo que representa o alude al monte Calvario (del latín, o Gólgota en arameo y Κρανιου Τοπος en griego, cuyo significado es siempre calavera).

El Miserere

El Miserere —también llamado Miserere mei, Deus— es una composición creada por Gregorio Allegri en el siglo XVII durante el pontificado del papa Urbano VIII. Se trata de la musicalización del salmo 51, llamado Miserere, del Antiguo Testamento. Se compuso para ser cantado en la capilla Sixtina durante los maitines los miércoles y viernes de Semana Santa durante la Pasión. El original se canta en latín.

Historia

Allegri lo realizó hacia 1638. Está escrita para dos coros, uno de cuatro voces y otro de cinco. Uno de los coros canta una versión simple del tema original y el otro coro, a cierta distancia, canta un comentario más elaborado. Es uno de los mejores ejemplos del estilo polifónico del Renacimiento, llamado en el siglo XVII stile antico o prima prattica, y denota las influencias combinadas de la escuela romana (Palestrina) y veneciana (Andrea y Giovanni Gabrieli, el coro doble).

En un principio, se impuso una prohibición de ejecutar la obra fuera de la capilla Sixtina, incluso se amenazaba con la excomunión a quien la copiara, pese a lo cual se hicieron algunas copias. El emperador Leopoldo I de Austria solicitó y obtuvo una copia, que conservó en la Biblioteca Imperial de Viena. Sin embargo, cuando la hizo ejecutar pensó que había sido engañado. Entonces, el papa despidió al maestro de capilla de la época, quien tuvo que trasladarse a Viena para explicar las técnicas de ejecución y las improvisaciones —los llamados abbellimenti que nunca eran escritos, sino que eran pasados de intérprete a intérprete en el coro de la capilla— que según él no podían ser reflejados en el papel, a fin de poder ser contratado nuevamente. El padre Giovanni Battista Martini poseía otra copia.

En 1770 Wolfgang Amadeus Mozart con tan sólo 14 años, tras escuchar la obra tan sólo una vez, la transcribió al papel de memoria, para luego hacerle correcciones menores en una segunda ocasión. Este hecho es ampliamente recordado como muestra del genio de Mozart, quien incluso fue hecho caballero de la Orden de la Espuela de Oro por el papa al enterarse del hecho. La copia de Mozart, que reflejaba las improvisaciones, no ha sido conservada. En 1771, el Dr. Charles Burney, después de un viaje a Italia, publicó en Londres una versión de la obra, basada posiblemente en la copia de Martini, la de Mozart y, quizás, una copia obtenida de la propia capilla Sixtina.

Texto Original

El texto original fue escrito en latín:

Miserere mei, Deus: secundum magnam misericordiam tuam.

Et secundum multitudinem miserationum tuarum, dele iniquitatem meam.
Amplius lava me ab iniquitate mea: et a peccato meo munda me.
Quoniam iniquitatem meam ego cognosco: et peccatum meum contra me est semper.
Tibi soli peccavi, et malum coram te feci: ut justificeris in sermonibus tuis, et vincas cum judicaris.
Ecce enim in iniquitatibus conceptus sum: et in peccatis concepit me mater mea.
Ecce enim veritatem dilexisti: incerta et occulta sapientiae tuae manifestasti mihi.
Asperges me hysopo, et mundabor: lavabis me, et super nivem dealbabor.
Auditui meo dabis gaudium et laetitiam: et exsultabunt ossa humiliata.
Averte faciem tuam a peccatis meis: et omnes iniquitates meas dele.
Cor mundum crea in me, Deus: et spiritum rectum innova in visceribus meis.
Ne proiicias me a facie tua: et spiritum sanctum tuum ne auferas a me.
Redde mihi laetitiam salutaris tui: et spiritu principali confirma me.
Docebo iniquos vias tuas: et impii ad te convertentur.
Libera me de sanguinibus, Deus, Deus salutis meae: et exsultabit lingua mea justitiam tuam.
Domine, labia mea aperies: et os meum annuntiabit laudem tuam.
Quoniam si voluisses sacrificium, dedissem utique: holocaustis non delectaberis.
Sacrificium Deo spiritus contribulatus: cor contritum, et humiliatum, Deus, non despicies.
Benigne fac, Domine, in bona voluntate tua Sion: ut aedificentur muri Ierusalem.
Tunc acceptabis sacrificium justitiae, oblationes, et holocausta: tunc imponent super altare tuum vitulos.

Traducción al español

Ten piedad de mí, oh Dios, por tu gran bondad

De acuerdo con la multitud de tus piedades, elimina todas mis ofensas.
Lávame más de mi maldad, y límpiame de mi pecado.
Porque yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos: que seas reconocido justo en tu palabra, y claro cuando sea juzgado.
He aquí, yo nací en iniquidad, y en el pecado de mi madre fui concebido.
Pero he aquí, que requieres la verdad en lo íntimo, y me haces entender la sabiduría secretamente.
Tú purifícame con hisopo, y seré limpio: Tú lávame y quedaré más blanco que la nieve.
Tú me haces oír hablar de gozo y alegría: como los huesos que han abatido mi regocijo.
No vuelvas tu rostro hacia mis pecados, y saca todas mis maldades.
Házme de un corazón limpio, oh Dios, y renueva un espíritu recto dentro de mí.
No me alejes de tu presencia, y no tomes tu Espíritu Santo de mí.
O dame la alegría de tu ayuda nuevamente: Y afírmame con tu espíritu libre.
Entonces voy a enseñar tus caminos a los malos, y los pecadores se convertirán a ti.
Líbrame del pecado sanguíneo, oh Dios, Tú que eres el Dios de mi bienestar: Y cantará mi lengua tu justicia.
Tú me abrirás los labios, oh Señor, y mi boca mostrará tu alabanza.
Pues si hubiérais querido un sacrificio, yo os lo hubiera dado: pero no os deleitéis en los holocaustos.
El sacrificio de Dios es un espíritu quebrantado: un corazón contrito y roto, oh Dios, no lo desprecies.
Que seas favorable y benigno para con Sion: para que se edifiquen los muros de Jerusalén.
Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, con los holocaustos y oblaciones: entonces se ofrecen becerros sobre tu altar.

Fuente: Wikipedia

LAUDES VIERNES SANTO

LAUDES VIERNES SANTO

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Ant. A Cristo, Hijo de Dios, que nos redimió con su sangre preciosa, venid, adorémosle.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre…

Ant. A Cristo, Hijo de Dios, que nos redimió con su sangre preciosa, venid, adorémosle.

Himno: BRAZOS RÍGIDOS Y YERTOS

Brazos rígidos y yertos,
por dos garfios traspasados,
que aquí estáis, por mis pecados,
para recibirme abiertos,
para esperarme clavados.

Cuerpo llagado de amores,
yo te adoro y yo te sigo;
yo, Señor de los señores,
quiero partir tus dolores
subiendo a la cruz contigo.

Quiero en la vida seguirte
y por sus caminos irte
alabando y bendiciendo,
y bendecirte sufriendo
y muriendo bendecirte.

Que no ame la poquedad
de cosas que van y vienen;
que adore la austeridad
de estos sentires que tienen
sabores de eternidad;

que sienta una dulce herida
de ansia de amor desmedida;
que ame tu ciencia y tu luz;
que vaya, en fin, por la vida
como tú estás en la cruz:

de sangre los pies cubiertos,
llagadas de amor las manos,
los ojos al mundo muertos
y los dos brazos abiertos
para todos mis hermanos. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre…

Ant. Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros.

Ant 2. Jesucristo nos ama y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre.

¡Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado tu obra!
En medio de los años, realízala;
en medio de los años, manifiéstala;
en el terremoto acuérdate de la misericordia.

El Señor viene de Temán;
el Santo, del monte Farán:
su resplandor eclipsa el cielo,
la tierra se llena de su alabanza;
su brillo es como el día,
su mano destella velando su poder.

Sales a salvar a tu pueblo,
a salvar a tu ungido;
pisas el mar con tus caballos,
revolviendo las aguas del océano.

Lo escuché y temblaron mis entrañas,
al oírlo se estremecieron mis labios;
me entró un escalofrío por los huesos,
vacilaban mis piernas al andar.
Tranquilo espero el día de la angustia
que sobreviene al pueblo que nos oprime.

Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios mi salvador.

El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela
y me hace caminar por las alturas.

Gloria al Padre…

Ant. Jesucristo nos ama y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre.

Ant 3. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre…

 

Ant. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero.
LECTURA BREVE   Is 52, 13-15

Mirad: mi siervo tendrá éxito, será enaltecido y ensalzado sobremanera. Y, así como muchos se horrorizaron de él, pues tan desfigurado estaba que ya ni parecía hombre, no tenía ni aspecto humano, así también muchos pueblos se admirarán de él y, a su vista, los reyes enmudecerán de asombro porque verán algo jamás narrado y contemplarán algo inaudito.

RESPONSORIO BREVE

Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Fijaron encima de su cabeza un letrero indicando el motivo de su condenación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos.»

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre…
 
Ant. Fijaron encima de su cabeza un letrero indicando el motivo de su condenación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos.»

PRECES

Adoremos a nuestro Redentor, que por nosotros y por todos los hombres quiso morir y ser sepultado para resucitar de entre los muertos, y supliquémosle, diciendo:

Señor, ten piedad de nosotros.

– Señor y Maestro nuestro, que por nosotros te sometiste incluso a la muerte, enséñanos a someternos siempre a la voluntad del Padre.

– Tú que siendo nuestra vida quisiste morir en la cruz para destruir la muerte y todo su poder, haz que contigo sepamos morir también al pecado y resucitemos contigo a vida nueva.

– Rey nuestro, que como un gusano fuiste el desprecio del pueblo y la vergüenza de la gente, haz que tu Iglesia no se acobarde ante la humillación, sino que como tú proclame en toda circunstancia el honor del Padre.

– Salvador de todos los hombres, que diste tu vida por los hermanos, enséñanos a amarnos mutuamente con un amor semejante al tuyo.

– Tú que al ser elevado en la cruz atrajiste hacia ti a todos los hombres, reúne en tu reino a todos los hijos de Dios dispersos por el mundo.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Porque la muerte de Cristo nos ha hecho agradables a Dios, nos atrevemos a orar al Padre, diciendo: Padrenuestro..

ORACION

Mira, Señor, con bondad a tu familia santa, por la cual Jesucristo nuestro Señor aceptó el tormento de la cruz, entregándose a sus propios enemigos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

 

 

 

 

 

Meditación Jueves Santo de San Juan Pablo II

1. «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer» (Lc 22, 15).
Cristo da a conocer, con estas palabras, el significado profético de la cena pascual, que está a punto de celebrar con los discípulos en el Cenáculo de Jerusalén.

Con la primera lectura, tomada del libro del Éxodo, la liturgia ha puesto de relieve cómo la Pascua de Jesús se inscribe en el contexto de la Pascua de la antigua Alianza. Con ella, los israelitas conmemoraban la cena consumada por sus padres en el momento del éxodo de Egipto, de la liberación de la esclavitud. El texto sagrado prescribía que se untara con un poco de sangre del cordero las dos jambas y el dintel de las casas. Y añadía cómo había que comer el cordero:  «Ceñidas vuestras cinturas, calzados vuestros  pies, y el bastón en vuestra mano; (…) de prisa. (…) Yo pasaré esa noche por  la  tierra  de Egipto y heriré a todos  los  primogénitos. (…) La sangre será vuestra señal en las casas donde moráis. Cuando yo vea la sangre pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora» (Ex 12, 11-13).

Con la sangre del cordero los hijos e hijas de Israel obtienen la liberación de la esclavitud de Egipto, bajo la guía de Moisés. El recuerdo de un acontecimiento tan extraordinario se convirtió en una ocasión de fiesta para el pueblo, agradecido al Señor por la libertad recuperada, don divino y compromiso humano siempre actual. «Este será un día memorable para vosotros, y lo celebraréis como fiesta en honor del Señor» (Ex 12, 14). ¡Es la Pascua del Señor! ¡La Pascua de la antigua Alianza!

2. «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer» (Lc 22, 15). En el Cenáculo, Cristo, cumpliendo las prescripciones de la antigua Alianza, celebra la cena pascual con los Apóstoles, pero da a este rito un contenido nuevo. Hemos escuchado lo que dice de él san Pablo en la segunda lectura, tomada de la primera carta a los Corintios. En este texto, que se suele considerar como la más antigua descripción de la cena del Señor, se recuerda que Jesús, «la noche en que iban a entregarle, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo:  «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía». Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:  «Este cáliz es la nueva Alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que bebáis, en memoria mía». Por eso, cada que vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva» (1 Co 11, 23-26).

Con estas palabras solemnes se entrega, para todos los siglos, la memoria de la institución de la Eucaristía. Cada año, en este día, las recordamos volviendo espiritualmente al Cenáculo. Esta tarde las revivo con emoción particular, porque conservo en mis ojos y en mi corazón las imágenes del Cenáculo, donde tuve la alegría de celebrar la Eucaristía, con ocasión de mi reciente peregrinación jubilar a Tierra Santa. La emoción es más fuerte aún porque este es el año del jubileo bimilenario de la Encarnación. Desde esta perspectiva, la celebración que estamos viviendo adquiere una profundidad especial, pues en el Cenáculo Jesús infundió un nuevo contenido a las antiguas tradiciones y anticipó los acontecimientos del día siguiente, cuando su cuerpo, cuerpo inmaculado del Cordero de Dios, sería inmolado y su sangre sería derramada para la redención del mundo. La Encarnación se había realizado precisamente con vistas a este acontecimiento:  ¡la Pascua de Cristo, la Pascua de la nueva Alianza!

3. «Cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva» (1 Co 11, 26). El Apóstol nos exhorta a hacer constantemente memoria de este misterio. Al mismo tiempo, nos invita a vivir diariamente nuestra misión de testigos y heraldos del amor del Crucificado, en espera de su vuelta gloriosa.

Pero ¿cómo hacer memoria de este acontecimiento salvífico? ¿Cómo vivir en espera de que Cristo vuelva? Antes de instituir el sacramento de su Cuerpo y su Sangre, Cristo, inclinado y arrodillado, como un esclavo, lava en el Cenáculo los pies a sus discípulos. Lo vemos de nuevo mientras realiza este gesto, que en la cultura judía es propio de los siervos y de las personas más humildes de la familia. Pedro, al inicio, se opone, pero el Maestro lo convence, y al final también él se deja lavar los pies, como los demás discípulos. Pero, inmediatamente después, vestido y sentado nuevamente a la mesa, Jesús explica el sentido de su gesto:  «Vosotros me llamáis «el Maestro» y «el Señor», y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros» (Jn 13, 12-14). Estas palabras, que unen el misterio eucarístico al servicio del amor, pueden considerarse propedéuticas de la institución del sacerdocio ministerial.

Con la institución de la Eucaristía, Jesús comunica a los Apóstoles la participación ministerial en su sacerdocio, el sacerdocio de la Alianza nueva y eterna, en virtud de la cual él, y sólo él, es siempre y por doquier artífice y ministro de la Eucaristía. Los Apóstoles, a su vez, se convierten en ministros de este excelso misterio de la fe, destinado a perpetuarse hasta el fin del mundo. Se convierten, al mismo tiempo, en servidores de todos los que van a participar de este don y misterio tan grandes.

La Eucaristía, el supremo sacramento de la Iglesia, está unida al sacerdocio ministerial, que nació también en el Cenáculo, como don del gran amor de Jesús, que «sabiendo que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo» (Jn 13, 1).

La Eucaristía, el sacerdocio y el mandamiento nuevo del amor. ¡Este es el memorial vivo que contemplamos en el Jueves santo!

«Haced esto en memoria mía»:  ¡esta es la Pascua de la Iglesia, nuestra Pascua!

MISA «IN CENA DOMINI» EN LA BASÍLICA VATICANA

 HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

Jueves santo, 20 de abril de 2000

Meditación Domingo de Ramos de San Juan Pablo II

1. «Benedictus, qui venit in nomine Domini… Bendito el que viene en nombre del Señor» (Mt 21, 9; cf. Sal 118, 26).

Al escuchar estas palabras, llega hasta nosotros el eco del entusiasmo con el que los habitantes de Jerusalén acogieron a Jesús para la fiesta de la Pascua. Las volvemos a escuchar cada vez que durante la misa cantamos el Sanctus. Después de decir:  «Pleni sunt coeli et terra gloria tua», añadimos:  «Benedictus qui venit in nomine Domini. Hosanna in excelsis».

En este himno, cuya primera parte está tomada del profeta Isaías (cf. Is 6, 3), se exalta a Dios «tres veces santo». Se prosigue, luego, en la segunda, expresando la alegría y la acción de gracias de la asamblea por el cumplimiento de las promesas mesiánicas:  «Bendito el que viene en nombre del Señor. ¡Hosanna en el cielo!».

Nuestro pensamiento va, naturalmente, al pueblo de la Alianza, que, durante siglos y generaciones, vivió a la espera del Mesías. Algunos creyeron ver en Juan Bautista a aquel en quien se cumplían las promesas. Pero, como sabemos, a la pregunta explícita sobre su posible identidad mesiánica, el Precursor respondió con una clara negación, remitiendo a Jesús a cuantos le preguntaban.

El convencimiento de que los tiempos mesiánicos ya habían llegado fue creciendo en el pueblo, primero por el testimonio del Bautista y después gracias a las palabras y a los signos realizados por Jesús y, de modo especial, a causa de la resurrección de Lázaro, que se produjo algunos días antes de la entrada en Jerusalén, de la que habla el evangelio de hoy. Por eso la muchedumbre, cuando Jesús llega a la ciudad montado en un asno, lo acoge con una explosión de alegría:  «Bendito el que viene en nombre del Señor. ¡Hosanna en el cielo!» (Mt 21, 9).

2. Los ritos del domingo de Ramos reflejan el júbilo del pueblo que espera al Mesías, pero, al mismo tiempo, se caracterizan como liturgia «de pasión» en sentido pleno. En efecto, nos abren la perspectiva del drama ya inminente, que acabamos de revivir en la narración del evangelista san Marcos. También las otras lecturas nos introducen en el misterio de la pasión y muerte del Señor. Las palabras del profeta Isaías, a quien algunos consideran casi como un evangelista de la antigua Alianza, nos presentan la imagen de un condenado flagelado y abofeteado (cf. Is 50, 6). El estribillo del Salmo responsorial:  «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», nos permite contemplar la agonía de Jesús en la cruz (cf. Mc 15, 34).

Sin embargo, el apóstol san Pablo, en la segunda lectura, nos introduce en el análisis más profundo del misterio pascual:  Jesús, «a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz» (Flp 2, 6-8). En la austera liturgia del Viernes santo volveremos a escuchar estas palabras, que prosiguen así:  «Por eso Dios lo exaltó sobre todo, y le concedió el nombre que está sobre todo nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en el abismo, y toda lengua proclame:  ¡Jesucristo es Señor!, para gloria de Dios Padre» (Flp 2, 9-11).

La humillación y la exaltación:  esta es la clave para comprender el misterio pascual; ésta es la clave para penetrar en la admirable economía de Dios, que se realiza en los acontecimientos de la Pascua.

3. ¿Por qué, como todos los años, están presentes numerosos jóvenes en esta solemne liturgia? En efecto, desde hace algunos años, el domingo de Ramos se ha convertido en la fiesta anual de los jóvenes. Aquí, en 1984, año de la juventud, y en cierto sentido Año jubilar de los jóvenes, comenzó la peregrinación de las Jornadas mundiales de la juventud, que, pasando por Buenos Aires, Santiago de Compostela, Czestochowa, Denver, Manila y París, volverá a Roma el próximo  mes de agosto para la Jornada mundial de la juventud del Año santo 2000.

Así pues, ¿por qué tantos jóvenes se dan cita para el domingo de Ramos aquí en Roma y en todas las diócesis? Ciertamente, son muchas las razones y las circunstancias que pueden explicar este hecho. Sin embargo, al parecer, la motivación más profunda, que subyace en todas las otras, se puede identificar en lo que nos revela la liturgia de hoy:  el misterioso plan de salvación del Padre celestial, que se realiza en la humillación y en la exaltación de su Hijo unigénito, Jesucristo. Esta es la respuesta a los interrogantes y a las inquietudes fundamentales de todo hombre y de toda mujer y, especialmente, de los jóvenes.

«Por nosotros Cristo se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó». ¡Qué cercanas a nuestra existencia están estas palabras! Vosotros, queridos jóvenes, comenzáis a experimentar el carácter dramático de la vida. Y os interrogáis sobre el sentido de la existencia, sobre vuestra relación con vosotros mismos, con los demás y con Dios. A vuestro corazón sediento de verdad y paz, a vuestros numerosos interrogantes y problemas, a veces incluso llenos de angustia, Cristo, Siervo sufriente y humillado, que se abajó hasta la muerte de cruz y fue exaltado en la gloria a la diestra del Padre, se ofrece a sí mismo como única respuesta válida. De hecho, no existe ninguna otra respuesta tan sencilla, completa y convincente.

4. Queridos jóvenes, gracias por vuestra participación en esta solemne liturgia. Cristo, con su entrada en Jerusalén, comienza el camino de amor y de dolor de la cruz. Contempladlo con renovado impulso de fe. ¡Seguidlo! Él no promete una felicidad ilusoria; al contrario, para que logréis la auténtica madurez humana y espiritual, os invita a seguir su ejemplo exigente, haciendo vuestras sus comprometedoras elecciones.

María, la fiel discípula del Señor, os acompañe en este itinerario de conversión y progresiva intimidad con su Hijo divino, quien, como recuerda el tema de la próxima Jornada mundial de la juventud, «se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1, 14). Jesús se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza, y cargó con nuestras culpas para redimirnos con su sangre derramada en la cruz. Sí, por nosotros Cristo se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz.

«¡Gloria y alabanza a ti, oh Cristo!».

 

CELEBRACIÓN DEL DOMINGO DE RAMOS
Y DE LA PASIÓN DEL SEÑOR

HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

XV Jornada Mundial de la Juventud
Domingo 16 de abril de 2000

Horarios Semana Santa

A continuación os dejamos el horario de todas las celebraciones de la Semana Santa 2017

DOMINGO RAMOS

10.30, 11.30, 13.00 y 19.30 en todas las Misas. Se entregan y bendicen gratuitamente los ramos. Si dais algo de donativo será para la Misión de Santo Domingo

MARTES SANTO

17.00-21.00 Habrá un cura confesando

JUEVES SANTO

10 Laudes

18 Misa Cena del Señor

22 Hora Santa

La liturgia de este día la prepararemos juntos el Lunes Santo después de la Misa de 19.30. ¡Venid a ayudar!

VIERNES SANTO

10 Laudes

12  Vía Crucis

18 Oficio de la Cruz

21 Oración ante la Cruz

La liturgia de este día la prepararemos juntos el Martes Santo después de la Misa de 19.30 . ¡Venid a ayudar!

SÁBADO SANTO

10Laudes

23Vigilia Pascual

La liturgia de este día la prepararemos juntos el Miércoles Santo después de la Misa de 19.30. ¡Venid a ayudar!

DOMINGO DE PASCUA

10.30, 11.30, 13.00 y 19.30 Horario habitual de misas de domingo

Horario de Semana Santa

Charlas Cuaresmales 2017

La Parroquia Santa Eugenia ha organizado un nuevo ciclo de Charlas Cuaresmales que se desarrollarán la próxima semana, desde el lunes día 3  de abril hasta el martes día 4 a partir de las 20:00 horas en los salones parroquiales (C/ Virgen de las Viñas, 15). «Tiempo de renacer vivido desde la liturgia» es el tema que centrará la reflexión de este nuevo ciclo de Charlas Cuaresmales impartido por D. Javier Sánchez Cervera, párroco de Nuestra Señora de Fuente del Fresno.  Se trata de una propuesta diocesana con más de una década de historia, que al final del tiempo cuaresmal pretende invitar a la reflexión sobre la esencia de la liturgia, la importancia de las dimensiones comunitaria y misionera de la fe y la necesidad de proponer nuevos caminos de evangelización.

D. Javier y su hermana Belén

Este ciclo de charlas culminará con la celebración comunitaria del perdón el miércoles 5 de abril  a las 20:00 horas en el templo. Estais todos invitados a participar tanto de las charlas como de la celebración penitencial comunitaria

Recetas para hacer unas estupendas torrijas

Ya que estamos en Cuaresma… Una serie de recetas fáciles y rápidas del postre mas típico de estas fechas.. ¡¡las torrijas!!

RECETA de Mamá Charo

Cortar el pan en rebanadas de 1 centímetro y ½, extenderlas en una fuente honda y grande.

Hervir la leche con el palo de canela y el azúcar, dejamos cocer 2-3 minutos, quitamos la canela y lo dejamos entibiar, la echamos encima del pan. Dejar enfriar y escurrir si hace falta.  Calentar abundante aceite en una sartén honda, cuando esté caliente rebozar el pan (escurrido) por los huevos batidos, freír hasta dorar por los dos lados y escurrir sobre papel de cocina.

Posteriormente, enfriar un poco y rebozar en azúcar mezclada con canela. Comer en templado, en frío o heladas, están igual de buenas.

INGREDIENTES

  • 1 barra de pan viejo
  • 2 huevos batidos
  • aceite
  • ½ litro de leche
  • 150 g de azúcar
  • 1 palo de canela en rama y un poco de canela molida
  • azúcar para rebozar
RECETA de Recetas de rechupete

 

 Preparación de la leche infusionada

  1. El primer paso es preparar los ingredientes con los que vamos a aromatizar la leche. Lavamos muy bien el limón y pelamos su piel de manera fina, sin mucho blanco que luego nos amargue el postre.
  2. En la preparación de la leche aromatizada tenemos un ingrediente que va a marcar la diferencia, también el precio pues no es barata, las vainas de vainilla.
  3. Para esta receta vamos a necesitar la vaina abierta entera, no es necesario añadir el interior, es decir las semillas, estas las podemos guardar para otro postre, mi recomendación es que las congeléis en un papel de aluminio y vayáis utilizando poco a poco dependiendo de la receta, así podéis economizar este ingrediente.
  4. Para sacarle el mayor provecho, cortamos los extremos, la parte más ancha de la vaina con un cuchillo, la rajamos de un extremo al otro, abriéndola como un libro.
  5. Raspamos el interior con la hoja de un cuchillo (lo mejor es abrirla bien con los dedos y rasparla con la mitad de la hoja del cuchillo), así sacaremos las semillas que vamos a guardar.
  6. La vaina limpia es la que vamos a añadir a la leche, además una vez aromatizada la leche, la vamos a sacar y secar. La guardaremos para otras utilizaciones. Por ejemplo para aromatizar azúcar y hacer nuestro propio azúcar avainillado.
  7. Calentamos la leche a fuego medio casi hasta el punto de ebullición. Bajamos la temperatura y retiramos del fuego, añadimos la vaina de la vainilla, la piel del limón y por último la rama de canela.

Reposo de la leche infusionada antes de empezar con las torrijas

  1. Dejamos todo en reposo durante 5 minutos, es decir, infusionando la leche. La leche debe estar tibia o fría cuando la empleemos para empapar las torrijas. Reservamos.
  2. Un truquillo para que las torrijas no salgan empalagosas es no añadirle azúcar a la leche que hemos infusionado. Sino cuando preparemos el almíbar o con el azúcar y la canela que añadiremos al final.
  3. De esta manera unificamos sabores y os quedará realmente deliciosa. Podéis ver como la preparamos en este vídeo:

Preparación de las torrijas

  1. Escogemos un recipiente cómodo para ir mojando el pan elegido para las torrijas y lo llenamos con la leche infusionada y fría que tenemos reservada. Añadimos el vino de Oporto que le va a dar el puntazo a este postre y batimos con un tenedor para mezclar bien los líquidos.
  2. Batimos los huevos hasta que espumen un poco y añadimos dos cucharadas de leche infusionada, volvemos a batir y colocamos en otro plato que sea cómodo para mojar las torrijas antes de freír.
  3. Ponemos una sartén con aceite de oliva virgen extra y calentamos a fuego medio.
  4. Mientras se calienta el aceite bañamos las rebanadas de pan en la leche infusionada. Le damos la vuelta para que se impregnen bien pero que no chorreen y la pasamos por el huevo batido que ya tenemos preparado. De ahí directamente a la sartén con aceite bien caliente.

Fritura y presentación final de las torrijas de leche

  1. Freímos las torrijas por todos dos lados hasta que estén doradas. Nos ayudamos de un tenedor para ir dando la vuelta a la torrija.
  2. Retiramos a un plato con papel de cocina absorbente para retirar el exceso de aceite.
  3. Llenamos un recipiente ancho con azúcar y canela en polvo. Unas dos cucharaditas de canela en polvo por cada 100 g de azúcar. Mezclamos bien con un tenedor.
  4. Rebozamos las torrijas en esa mezcla, que se impregnen bien de azúcar y canela.
  5. Dejamos enfriar y degustamos a temperatura ambiente o frías, simplemente deliciosas. Recordad que las torrijas están mejor de un día para otro. Como podéis ver en las fotos he dejado que sudaran. Así se recubren de una capita de almíbar dulce y suave que las hacen supremas. Vamos, de rechupete, no lo dudéis.
Curiosidades
  • Si os gusta esta receta no dejéis de visitar nuestro especial de postres y dulces de Semana Santa y Pascua, encontraréis un montón de ideas para hacer estos días.
  • Muchos cocineros/as emplean aceite de girasol para esta receta pues evitan que se formen los típicos grumos a la hora de freír. Yo recomiendo aceite de oliva virgen extra. El sabor realza la torrija y le da un punto distinto, además de que queda una fritura perfecta.
  • La leche debe estar a temperatura ambiente. Pues si está caliente cuando impregnemos el pan con la leche puede que nos quedemos con medio trozo de pan en la mano. Es quizás el punto más importante de esta receta, dejad que la leche entibie antes de bañar las rebanadas de pan, sino el fracaso está asegurado.
  • El método de preparación depende del tipo de pan utilizado y la región. Las podéis encontrar bañadas en leche aromatizada como en esta receta. También con vino (con moscatel u otro tipo de vino dulce) al estilo andaluz están de lujo y las que preparan los donostiarras, con crema pastelera. Os aseguro que están de rechupete, de esta última forma fue como preparé los canutillos de torrija con crema.
  • Otra opción de presentación es pasar la torrija por un poco de azúcar glass. O bien hacer un pequeño almíbar con miel y agua o bien azúcar y agua. También por un caramelo ligero donde pasaremos la torrija vuelta y vuelta. Y luego directamente al plato.
  • En mi caso empleé una sartén grande, pero si la que tienes es mediana o pequeña.
  • No emplees mucho aceite, así la temperatura del aceite se mantendrá constante.
  • La historia de las torrijas es bien antigua, se remontan hasta 2000 años atrás.
  • Los romanos escribían ya en su tiempo como preparar una especie de torrija con galletas de trigo. Y estas estaban bañadas en leche, tostadas en aceite y servidas con miel.
  • En el siglo XV al parecer eran un alimento indicado para la recuperación de parturientas, qué os parece, curioso ¿no?
  • Un postre internacional donde los haya, los franceses las llaman “Pain perdu” (pan perdido). Los ingleses, “Poor Knights of Windsor”, en América, French Toast“. Los suizos “Fotzelschnitten” y nuestros vecinos de Portugal, “Rabanadas”.

Un terrorista se convierte y cumple su sueño: ingresar a un monasterio

Las torres gemelas en Nueva York, los atentados de Madrid, la matanza en la isla de Utoya en Noruega, las atrocidades de Boko Haram, del Califato del Estado Islámico, la reciente bomba en el metro de Santiago de Chile tienen un factor común: el odio y deshumanización que sustentan el terrorismo.

Algunos seres humanos que alguna vez ejercieron el terror logran liberar y sanar desde la maldad para nacer a una vida nueva. Dios fue y es la razón para esta resurrección en el caso del ex terrorista ETA Jean Philippe Saez…

Jean Philippe Saez fue educado en el amor a las tradiciones de sus padres y con sólo 19 años ya era un conocido virtuoso del Txistu (flauta autóctona) en el País Vasco francés. Transcurrían los años setenta cuando el etarra Domingo Iturbe Abasoloi, alias Txomin, lo captó y entrenó para hacerlo parte del primer comando operativo (Argala) de ETA. El grupo, compuesto sólo por vasco-franceses, desplegó sus primeras acciones terroristas en España durante los  años 1978 y 1979.

“En ese momento” -confesaría años después Philippe- “la ETA representaba el mito de los días gloriosos de la lucha contra Franco. Unirme a ella era una especie de exaltación para mí, pero rápidamente fui llevado a vivir en la clandestinidad”.

Pronto Philippe, que sería apodado el Txistu, descubriría el macabro sentimiento de ser protagonista del terror de ETA… participando como vigilante en al menos cuatro atentados donde sus compañeros asesinaron a siete personas: el industrial José Legaza, el magistrado José Francisco Mateu, el general Constantino Ortiz, el teniente general Luis Gómez Ortigüela, los coroneles Agustín Laso y Jesús Avelós, y el conductor Lorenzo Gómez.

Phillippe, que hubo de actuar como centinela en el último atentado a Laso, Avelós y Gómez estuvo a punto de escapar ese mismo día. Pero habría significado firmar su sentencia de muerte.

Aprovechando los meses de “silencio” que la propia organización le impuso para que pasare desapercibido una vez de regreso en Francia, se confesó, comenzó a ir regularmente a misa y en su corazón volvió a nacer la vocación perdida en la adolescencia. Ingresar como monje a la Abadía benedictina de Notre Dame de Belloc, era un anhelo recurrente en Philippe…

ETA y la Abadía

La Abadía desde sus orígenes representaba un símbolo de protección para los vascos… quizás en ello residía también el influjo que provocaba en Philippe. Había sido fundada en 1874 por un grupo de novicios vascos provenientes del monasterio de  Pierre-que-Vire, con el padre Agustín Bastres, de Lapurdi.

El primero de septiembre de aquél año todo el pueblo de Urt acompañó a los monjes hasta una vieja granja desocupada de Belloc cantando el Ongi etorri-aita onak-Jainkozko gizonak (Bienvenido sea Dios, padre bueno del hombre), según relata la enciclopedia Auñamendi.

Desde entonces el recinto, acredita una larga tradición de hospitalidad. Durante la Guerra Civil española se refugiaron allí republicanos y nacionalistas. Luego en la Segunda Guerra Mundial escondió a miembros de la resistencia y a pilotos aliados enviados por la red Orion. Como consecuencia algunos monjes dieron con sus huesos en el campo de concentración nazi de Dachau y la abadía recibió la Legión de Honor.

Así, en mayo de 1962 los monjes no vieron inconveniente en que aquel grupo de vascos de ideas independentistas realizaran su I Asamblea en la Abadía. Allí surgió ETA como “movimiento revolucionario vasco para la liberación nacional creado en la resistencia patriótica, socialista, de carácter aconfesional y económicamente independiente”. La misma organización que años después, en su V asamblea, sacralizaría la lucha armada despeñándose hacia el terrorismo.

El Hermano Philippe

El año 1982 Txistu logró que ETA aceptara su desvinculación. Libre, finalmente en septiembre de 1988, el ahora “Hermano Philippe” inició su formación monacal en la Abadía de Notre Dame de Belloc.

Siempre tuve la necesidad de vivir para Dios. Cuando pasó el tiempo me dije que ingresaría en un monasterio y ya no hablaría más de mi pasado”, señalaría escueto Philippe a quienes le buscarían en el silencio del claustro poco tiempo después. Sí, porque el pasado llegaría a cobrarle cuentas al mismo monasterio el año 1990.

La policía lo llevó detenido por su pasado etarra y desolado el prior Jean Jacques de Amestoy, señaló a los medios de comunicación que el novicio Philippe “vivía con seriedad la formación para su nueva vida de monje basada en la conversión y la oración”.

Luego, adelantando sentencia agregó que “el monasterio no puede aprobar de ningún modo lo que por esencia no puede justificarse”. Pero la justicia permitió que el futuro monje continuase su reclusión en la Abadía y el año 1997 se dictó sentencia condenándolo a diez de prisión.

Cumplida su condena el converso hermano Philippe continuaría vinculado a la Abadía. Siempre que le es posible se desplaza por la región para interpretar en parroquias música sacra con la flauta tradicional Txistu.

Fuentes: Portaluz, El País, Liberation, El correo, El tiempo
Artículo publicado originalmente en Portaluz

Receta Potaje de Vigilia


Una de las recetas de guisos con legumbres más típicas de estos días es este potaje de garbanzos, que se acompaña de las espinacas (verdura en temporada) y el bacalao. Aunque para aquellos que el tema de la prohibición de comer carne los viernes haya quedado atrás, os dejo con una adaptación de este potaje con chorizo igual de bueno….pero lo dejaremos para la Pascua si os parece, ¿verdad?

Antes de cocinar. Preparación del bacalao
  1. Uno de los pasos importantes es la elección de los garbanzos, los tienes como legumbre seca o ya cocida y puedes encontrar varios tamaños.
  2. Os recomiendo emplear garbanzos secos porque permiten controlar el punto de sal del guiso al evitar los tratamientos que traen los enlatados. También prefiero no usar garbanzos tratados con conservantes.
  3. El día anterior ponemos los garbanzos en agua templada con una cucharadita de bicarbonato o un puñado de sal y los dejamos en remojo durante la noche, normalmente 12 horas.
  4. Debemos lavarlos después para quitar posibles impurezas y que no se nos cuele ningún garbanzo estropeado que nos pueda fastidiar un diente, lo digo por experiencia.
  5. Pasado ese tiempo sólo nos quedará escurrir y apartar hasta el momento de preparar el potaje.
  6. Si vais a emplearlos ya cocidos lavadlos muy bien sin que quede ningún resto de la gelatina que rodea al garbanzo y añadidlos al final de la cocción del guiso, sólo para que se impregnen bien del sabor del resto de los ingredientes.
  7. Debo reconocer que este tipo de garbanzos ya cocidos y envasados en tarro de cristal ahorran mucho tiempo en la cocina, aunque es mejor usarlos para otro tipo de platos como un hummus o una ensalada.
  8. Igual recomendación con las espinacas, mejor frescas que congeladas o enlatadas. Deciros que también podéis sustituirlas por acelgas, le van perfectas a este potaje.
  9. Para ahorrar tiempo y que no nos lleve 2 días la receta, he optado por un lomo de bacalao ya desalado, de buena calidad. Le pediremos al pescadero/a que nos retire la piel, ya que en este plato solo usaremos la parte carnosa de este pescado. También podéis comprarlo ya desmigado.
    Preparación del potaje de vigilia
    1. Para cocinar los garbanzos podemos optar por la manera tradicional, una hora y media a fuego lento en una olla, o por la más práctica, usando la olla express. Con ella en tan sólo 15-20 minutos tendremos listos los garbanzos. En la olla rápida echamos un litro de agua, 2 dientes de ajo pelados, la hoja de laurel y los garbanzos ya remojados. Cerramos, ponemos a fuego alto y cuando comience a salir vapor, bajamos a fuego bajo y cocinamos 15 minutos.
    2. Mientras se cocinan los garbanzos vamos a preparar el sofrito. Picamos fino uno de los dientes de ajo y pelamos el otro. Pelamos las cebollas y las picamos en juliana pequeña.
    3. En una sartén amplia vertemos aceite de oliva virgen extra y freímos el ajo a fuego medio. En cuanto empiece a “bailar”, vemos que coge un tono dorado, retiramos el diente de ajo entero. Añadimos la cebolla y seguimos sofriendo. Salamos al gusto. Cuando esté pochada, apagamos el fuego y dejamos atemperar un poco el aceite. Añadimos una cucharada de postre de pimentón de la Vera y removemos bien para que se integre perfectamente con el sofrito. Reservamos.
    4. En un cazo pequeño ponemos agua a hervir. Cocemos el huevo, que luego utilizaremos al final de la receta.
    5. Pasado el tiempo de cocción de los garbanzos. Dejamos que se libere todo el vapor de la olla antes de abrir.
    6. Pasamos el caldo colado a otra cazuela junto a los garbanzos (que no vaya el ajo ni el laurel).
    Cocción del potaje y presentación final
    1. Ponemos esta cazuela a fuego medio. Cuando empiece a coger temperatura, vertemos el sofrito y removemos bien. Echamos ahora en varias tandas las espinacas, que en poco tiempo irán reduciendo su tamaño.
    2. Rectificamos de sal y dejamos cocinando un par de minutos.
    3. Desmigamos el bacalao en trozos que luego podamos comer de un bocado. Añadimos a la cazuela y la movemos “en vaivén” (por las asas) para que se vayan mezclando todos los ingredientes. Bajamos a fuego bajo.
    4. En 5 minutos estará listo nuestro potaje, pero mientras tanto vamos a preparar el toque final.
    5. En una sartén con un poquito de aceite de oliva, freímos la rebanada de pan (mejor si es de bolla). Vuelta y vuelta hasta que esté dorada y crujiente.
    6. En un mortero echamos el pan frito desmenuzado y el diente de ajo que teníamos reservado. Machacamos y hacemos un majado.
    7. Pasados los 5 minutos desde que echamos el bacalao. Añadimos el majado anterior.
    8. Con este truco le daremos consistencia al caldo y un sabor muy rico.
    9. Pelamos el huevo cocido, lo cortamos en pequeños trozos. Lo añadimos a la cazuela justo antes de servir en la mesa.
    10. Servimos bien caliente.
    11. A disfrutar de este delicioso plato de cuchara que sienta de maravilla, incluso en días que no haga tanto frío.
    Curiosidades y consejos para un potaje de vigilia de rechupete
    • Este potaje no es solo para tomar durante Semana Santa, podéis consumirlo durante todo el año. Vuestro cuerpo os lo agradecerá.
    • El bacalao fue un ingrediente lógico para este potaje. Ya que era el pescado que más abundaba en las zonas de interior, lejanas a la costa. Siempre estaba disponible bacalao en salazón de buena calidad, en cualquier época del año.
    • En cuanto a los garbanzos, en España hay muchas variedades. Según en donde viváis encontraréis una u otra.
    • A mí particularmente el que más me gusta es el garbanzo castellano. Con un tamaño mediano o grande, con forma esférica y de un color amarillo muy característico.
    • Os recomiendo que utilicéis garbanzos secos, en vez de los envasados o enlatados. Éstos suelen ser sometidos a tratamientos con conservantes, llevando una especie de gelatina. Con los secos también controlaremos mejor el punto de sal durante la elaboración.
    • Si os gusta esta receta no dejéis de acompañarla con algo dulce, podéis visitar nuestro especial de postres y dulces de Semana Santa y Pascua.