Noticia del Boletín 205 – Año 8, del 30 de octubre de 2022
“El Espíritu del Señor esta sobre mí, me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón” (Lucas 4, 18-19) El lema de mi ordenación sacerdotal hace 18 años ha marcado mi vocación y ministerio.
La unción del Espíritu Santo para evangelizar ha sido el legado de mis padres que me implantaron la semilla de la vocación al sacerdocio. Además de criarme en la fe y en el amor de Dios y al prójimo, me enseñaron la vida en el Espíritu.
Atribuyo haber sobrevivido a un accidente de coche cuando tenia once años al Espíritu Santo y la intercesión de la comunidad carismática. He considerado este milagro como el inicio de mi vocación porque ofrecí mi segunda vida a servir a Dios y al prójimo como sacerdote. Desde entonces quise dar testimonio de cómo el Señor me ha salvado.
Estas ganas de evangelizar me llevaron a los Claretianos para ser misionero. Entré al seminario y, años después, fui ordenado el 24 de octubre del 2004, fiesta de San Antonio Ma. Claret, obispo y fundador de los Hijos del Inmaculado Corazón. Como él yo quería que Dios fuera conocido, amado y servido por todo el mundo.
Vine a España a estudiar teología bíblica en Salamanca pero la muerte de mi hermano y la enfermedad de mi madre me afectaron mucho, tanto que se me hizo difícil terminar los estudios y pedí la exclaustración. Me recibió en la diócesis el Obispo de Madrid y me envió a ser vicario parroquial de Santa Eugenia.
La familia de Santa Eugenia me ha acogido con cariño especialmente en los momentos difíciles que he atravesado, cuando la parroquia estaba dolida por tantos cambios. Mi ministerio en la parroquia hasta ahora ha consistido mas que nada en sanar los corazones quebrantados como un sanador herido. Así que quisiera seguir así como un sacerdote diocesano.
Doy gracias a Dios por su amor y fidelidad, a toda la familia de Santa Eugenia por su cariño y apoyo, a Rubén y todo el equipo sacerdotal que me han acompañado a lo largo de este tiempo por la fraternidad y amistad. Que Dios nos bendiga para caminar juntos por muchos años más.