Habrás oído decir que la indiferencia es el mayor mal de nuestros tiempos. El video que os proponemos a continuación ilustra muy bien esta realidad, ya que nos invita a despertar de la apatía que la sociedad ha desarrollado frente a una de las realidades más crueles e injustas de nuestro tiempo, recordándonos del comportamiento del hombre frente a otro de los eventos más tristes de la historia de la humanidad.
Recordar el Holocausto es motivo de que se nos encoja el corazón: recordar cuánto sufrieron los prisioneros de los campos de concentración, del mal del que fue capaz el hombre, de cómo “se hicieron los de la vista gorda” las personas que no querían enterarse de lo que estaba pasando, etc. Un evento que la humanidad juzgó por lamentable. Gracias a Dios fuimos capaces de condenar a nivel mundial un error tan espeluznante, pero es una pena que tuvieran que morir tantos.
Este potente corto «Sing a Litttle Louder» (basado en una historia real) nos invita a reflexionar sobre la situación ante la que estamos: la humanidad nuevamente ha vuelto a considerar bueno asesinar a personas inocentes. En efecto, estamos viviendo un segundo Holocausto. ¿Cantaremos más alto?
La neutralidad, para aquellos que sufren el aborto, es condena segura.
¿Cuántos más niños tendrán que morir antes de que nuestra sociedad condene el aborto? En años puede no sonar a muchos (¿10 años? ¿Tal vez 15?) Pero, ¿y en vidas? ¿60 millones de niños? ¿100?
Ante una situación como esta hay solo dos opciones: denunciar el aborto o no denunciar el aborto, esto es, atender a los llamados de auxilio de los prisioneros o cantar para que no se les escuche. Y sí, repito que son las únicas opciones. No nos dejemos engañar por falsas ideas de “neutralidad” que lo que buscan es tranquilizar la conciencia; en temas como estos cuando lo que se pondera es la vida (y en especial la vida de un inocente incapaz de defenderse) no existe la neutralidad. Recordemos aquel pasaje bíblico en donde Poncio Pilato, ante la pregunta de si matar al Señor Jesús, se lava las manos. La neutralidad, para aquellos que no tienen voz, es condena segura.
Seamos voz para aquellos que no la tienen. Hoy en día existen muchas asociaciones pro-vida que buscan, desde distintos ámbitos, fomentar la cultura de la vida: buscan dar recursos a las madres que no tienen dinero suficiente para mantener a sus hijos que van a nacer, buscan cambiar las leyes para que el matar a bebés no sea un negocio para nadie, buscan promover el testimonio de madres jóvenes que continuaron su embarazo, etc. Seguro que en la iglesia a la que vas a misa hay algún proyecto al que te puedes unir, cuyo fin sea facilitar que los niños nazcan. Invirtamos nuestro tiempo primero en intentar cambiar esta situación, en lugar de tener que buscar más tarde una justificación a nuestra indiferencia.
En todo caso, no es solo participando de este tipo de proyectos que se puede ser voz para estos niños. Te invito a que no dejes de denunciarlo en tu día a día. No pierdas la oportunidad de despertar a una persona más de la anestesia general en la cual parece estar sumergida toda la sociedad. El mencionar que el aborto no soluciona ningún problema pero arrebata una vida nunca estará de más. Es como el niño del video que al salir a conocer quiénes pedían ayuda, lleva detrás a su madre sin quererlo. Decirlo con la naturalidad que conlleva el decir las cosas más claras: a los bebés se los cuida, no se los mata. No dejes pasar ninguna oportunidad para acabar con este segundo Holocausto, así como intentamos no perder a ninguno más de estos pequeños.
Este video también puede ser útil para discutir sobre nuestra responsabilidad frente al mal y nuestra conciencia moral, no solo en temas como el aborto, sino de otros males de nuestro tiempo.
Fuente: Catholic link