PEREGRINACIÓN A FÁTIMA

Noticia del Boletín 46 – Año 2, del 18 de noviembre de 2018

Hace más o menos un mes se lanzó en la parroquia como propuesta una peregrinación a Fátima (Portugal). La idea tuvo tanta aceptación que las se llenaron las 70 plazas en menos de dos días. El pasado viernes 9, coincidiendo con la festividad de Nuestra Señora de la Almudena, cogimos el autobús camino de este pueblito.

El mismo viernes por la noche tuvimos la oportunidad de acercarnos al Santuario de las apariciones. En este santuario es donde se apareció la Virgen a tres pastorcillos, el 13 de mayo de 1917. Se aparecería más veces durante los próximos meses, hasta el 13 de octubre del mismo año. Allí, donde ahora hay una capilla (o Capelinha, como la llaman allí) construida al aire libre; pudimos celebrar misa, rezar el rosario con todos los peregrinos que habían venido de distintas partes de Europa y hacer la procesión con las velas después, teniendo la primera toma de contacto con la virgen.

El sábado amaneció encapotado y con probabilidades de lluvia, así que hicimos cambio de planes y nos desplazamos hasta la parroquia donde fueron bautizados los tres pastorcillos. Allí, pudimos rezar el via crucis de una manera más íntima, los peregrinos de la parroquia. Después, visitamos la casa de dos de los pastorcillos, en Aljustrel, y celebramos misa en el Calvario húngaro, sólo la parroquia.

Por la tarde, después de un rato de catequesis y oración dirigida por el Padre Rubén, acercándonos al corazón de María, tuvimos la tarde libre, para poder comprar recuerdos, visitar la Basílica, rezar delante del Santísimo, o descansar. Por la noche, después de la cena, nos acercamos a la Capelinha, a rezar el rosario y hacer la procesión.

El fin de semana acabó con la misa internacional, donde nos unimos nuevamente a todos los peregrinos. Después de comer, cogimos el autobús de vuelta a Madrid.

En resumen, ha sido un fin de semana para hacer familia, sin importar la edad, para unirnos como comunidad; y sobre todo para ponernos ante la Virgen, acercarnos a ella, y para pedirle que interceda por nuestras intenciones y por nuestra parroquia. Sin duda, ha sido una peregrinación llena de gracia. ¡Ojalá sea la primera de muchas!

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