Noticia del Boletín 103 – Año 3, del 3 de mayo de 2020
Acabamos de iniciar mayo, el mes de María. Un mes en el que se nos invita a tener especialmente presente a nuestra Madre. Muchas son las propuestas que nuestra parroquia nos ofrece para poder vivir este mes de la mano de María, con el calendario para vivir una Pascua más mariana, con las diversas celebraciones que tendremos dedicadas especialmente a ella, o teniendo en nuestro barrio la imagen de nuestra Señora de Fátima. Hoy podemos leer el testimonio de una joven de nuestra parroquia y su encuentro con nuestra Madre:
“Para mí, María es aquel ejemplo a seguir por su paciencia, templanza, sencillez y ternura. Es en quien, junto con Jesús, me apoyo, y en quien encuentro ese abrazo materno incondicional y reconciliador. ¡Yo quiero ser como María!
Sin embargo, reconozco que María se hizo un hueco en mi camino de fe hace relativamente poco. Anteriormente, yo siempre confiaba todos mis dolores, preocupaciones, confidencias, alegrías y, en definitiva, oraciones e intenciones, a Jesús, ese Dios tan humano como yo.
Pero desde mis viajes a Lourdes y a Fátima, he descubierto el rosario. Descubrí que rezándolo encontraba grandes momentos de paz, y comencé a dirigir mis oraciones también a María, poniendo mi descanso en sus manos. Comencé a ofrecer misterios del rosario también por intenciones y personas concretas, confiándoselos a ella. Desde entonces, cada vez me parece más sencillo y bonito rezar a María y contar con ella, más allá de nuestro diálogo en cada misterio. He descubierto la belleza de pedir ayuda y consejo a mi madre del cielo, y agradecer todo cuanto me da.
María, madre del cielo, quiero disfrutar este mes de mayo contigo, ¡quiero caminar contigo!”