Noticia del Boletín 26 – Año 1, del 15 de abril de 2018
Este pasado fin de semana, el grupo de PREAS de nuestra parroquia realizó sus segundas convivencias del año. Estas se llevaron a cabo en el pueblo de Sevilla la Nueva, al oeste de la Comunidad, en una pequeña granja. Como todos los años, las convivencias son una actividad muy importante para los niños, ya que en ellas aprenden muchos valores y Dios está presente en todo momento. En esta ocasión el tema a tratar era el de la Amistad.
Nada más llegar el viernes, los catequistas realizaron una pequeña representación cómica del tema de las convivencias, y después se hicieron unos juegos de presentación. Para finalizar el día se realizó una oración junto al padre Rubén.
El sábado, a las 8:30 todo el mundo en pie. Comenzaba el día fuerte de las convivencias, y había que aprovecharlo desde bien temprano. Después de desayunar se empezaron unas dinámicas sobre las características que posee un buen amigo, viendo las diferencias con un simple “colega” o compañero. Cualidades tales como el conocimiento del otro, la empatía, la fidelidad o el contacto.
Nuestra amistad con Dios fue el tema tratado el sábado por la tarde. Se trabajó mediante unos juegos y distintas actividades el valor que tiene la ayuda en la amistad, y cómo el Señor está siempre ahí para ayudarnos. Además, las claves para la amistad con Dios: la Eucaristía, el perdón, la oración o nuestra familia en la parroquia. A última hora de la tarde dio comienzo la celebración de la Eucaristía. Para finalizar el día se realizó un juego nocturno, en el que los monitores simularon haber cometido un error que provocaba el caos en la convivencia. Por grupos, los niños tuvieron que solucionarlo pasando una serie de pruebas.
Y llegó el domingo, el último día de las convivencias comenzaba con el ya famoso desayuno con churros al que invita el padre Rubén, y con una dinámica mañanera repasando las claves de la amistad. Más tarde se realizó una oración preciosa llena de gestos, que resumía todo lo aprendido en esos dos días. En definitiva, un fin de semana de diez, en compañía del Señor.