Noticia del Boletín 183 – Año 7, del 13 de febrero de 2022
En estas últimas semanas los medios de comunicación están lanzando muchas noticias sobre la cuestión de los abusos por parte de sacerdotes y có- mo se están tratando desde la Iglesia, incluyendo al Papa Emérito Benedicto XVI. Creo que es bueno que tengamos claro, como cristianos, algunas cosas al respecto:
- La Iglesia católica es la única institución que ha creado comisiones explícitamente dedicadas a tratar el tema de los abusos y facilitar la ayuda a las víctimas, a la vez que actuar con justicia respecto a los abusadores, que no está reñida con la misericordia propia de Cristo que siempre es para todos.
- El tema ha llevado a una reWexión profunda sobre el origen de estas situaciones, en la que destaca la elaborada por el mismo Papa Emérito Benedicto XVI (La Iglesia y los abusos sexuales. 2o19) que va más allá de planteamientos legales, sino también antropológicos y espirituales.
- Los medios de comunicación están amplificando de tal manera las noticias que podemos caer en la tentación de una sospecha general ante la Iglesia, ante sus ministros e incluso ante la persona de Benedicto XVI. Esta amplificación de los medios de comunicación no responde siempre al amor a la verdad sino a otros intereses, aunque sean entrevistas publicadas de obispos y sacerdotes que critican a otros prelados por su inercia. Así recientemente se desprestigia y cuestiona a nuestra Conferencia Episcopal con argumentos que no responden a la actividad contra los abusos que se está haciendo en España, cuando el mismo Santo Padre Francisco nos ha respaldado en las últimas visitas “ad limina” de nuestros obispos a Roma.
- Recomiendo leer la carta preciosa que ha escrito el Papa Emérito en los últimos días sobre estas cuestiones; clarificadora, expresando los sentimientos de la Iglesia sobre estos temas y su actuación cuando era Arzobispo de Munich.
- Los católicos vivimos desde el comienzo de la Iglesia de la Misericordia de Dios, porque somos pobres y pecadores, pero creo que unido a esto, necesitamos también ser conscientes del agradecimiento a nuestra Madre la Iglesia por el bien que hizo y hace, transmitiendo a Jesús y en su fidelidad al Evangelio en la vida de sus ministros y todos sus hijos. Avergonzarnos del pecado y a la vez gratitud y orgullo por ser miembros de la Familia de Cristo.