PLANAZO 10 de junio: Excursión familiar parroquial

Como cada año la comunidad parroquial de Santa Eugenia os invita a participar  de la excursión familiar el próximo sábado 10 de junio.

¿CUÁNDO?

El sábado 10 de junio quedaremos a las 9:00 de la mañana para a las 9:30 salir todos juntos en autobús. Volveremos en torno a las 20 – 21h.

¿DÓNDE?

Este año vamos a ir a Boca del Asno en Segovia. En el caso de que haga mal tempo, tenemos un lugar alternativo donde pasar el día.

¿QUÉ HAGO PARA APUNTAR A MI FAMILIA?

Comunícaselo a cualquiera de los sacerdotes o a los catequistas de infancia, preas o confirmación.

¿QUÉ TENGO QUE LLEVAR?

Conviene llevar comida y bebida para compartir, así como mesas y sillas plegables si las teneis en casa. Existe la posibilidad de darse un chapuzón en el río y por eso conviene llevar bañador y toalla. También es altamente recomendable llevar gorra, protector solar, antimosquitos, ropa de recambio….

¿CUÁNTO CUESTA?

El precio del autobús ida y vuelta por persona sale en torno a los 8 euros.

¿QUÉ VAMOS A HACER?

El plan es pasar el día juntos. Vamos a tener tiempo para: jugar, hacer una pequeña excursión, bañarnos en el río, comer todos juntos, tiempo de sobremesa, celebar la Eucaristía…

Cinco meses después pudo despertar de un coma y conocer a su hijo

El 1 noviembre del año pasado Amelia tuvo un accidente de tráfico y quedó inconsciente. Viajaba con su marido y tres compañeras policías, como ella. Y su bebé, Santino, en el vientre. En lo que para muchos es un milagro, su hijo pudo nacer por cesárea para la Nochebuena, cuando se cursaba la semana 30 del embarazo. Pero pese a algunos momentos de ilusión, ella no pudo despertar. La familia no se despegó de su lado. Con los médicos, nunca bajaron los brazos. Pidieron oraciones. La trasladaron. Y este abril, despertó.

El caso conmocionó a la sociedad argentina y generó fuertes cadenas de oración

La historia conmueve a la provincia de Misiones, que siguió de cerca los vaivenes, estos cinco meses, de la familia de Amelia. Según había relatado su marido Cristian, ya cuando avisaron a Amelia que el niño nacería ella había abierto los ojos y movido las manos. Pero cognitivamente, no despertaba.

El `milagro´.

Tras el nacimiento de Santino, pusieron al bebé en su pecho. Y cuando éste lloró, abrió los ojos “grandes y fuertes”. Aún con los ojos abiertos, y pese a las numerosas estimulaciones de la familia, seguía sin despertar. Pero la familia, relataba su hermano César a la tv misionera Misiones Cuatro, confiaba en que Santino sería clave para el despertar de Amelia. Lo ponían a su lado permanentemente. En su pecho. Todos los días. Amelia, aún sin hablar, aún sin dar señales de estar despierta, lo acomodaba con los brazos, con los dedos. Movía los párpados.

Hasta que un día, junto con sus hermanos, comenzó a balbucear “sí” y “no”. “¿Estás hablando? Si me estás hablando sácame la lengua”, le interrogó su hermano. Y Amelia la sacó. En ese primer diálogo, y ante la pregunta de su hermano mientras le contaba del niño, ella le dijo “Dios me escuchó”.

“Fueron millones los que rezaron. Fue impresionante el apoyo espiritual que recibimos”, relató César, y confirmó que para los médicos es un milagro. “Dios existe porque ya lo demostró, nos lo demuestra día a día”, agradeció César refiriéndose a las cadenas de oración. “Todos se unieron por Amelia”, recordó.

Y es cierto. Todos se habían unido por ella, incluso en actividades solidarias para buscar fondos para cubrir con su tratamiento. Para el carnaval, el pueblo de San Pedro organizó una fiesta solidaria en la que se recaudaron más de 30 mil pesos. Los medios misioneros no dejaron de brindarle apoyo. Según César, también las autoridades provinciales. Y los mensajes de apoyo llegaron a la familia de todas partes del mundo.

El camino hacia una completa recuperación es largo, pero Amelia da grandes pasos. Ya comió. Besa a Santino. “Un milagro que busca otro más”, había escrito su hermano pocos días antes de que despierte, con una foto del bebé. El milagro encontró el otro milagro.

El padre Gaetan quiere llevar a muchos jóvenes de África a la universidad

La historia del padre Gaetan

El sacerdote africano Gaetan Kabasha no olvida sus raíces, en la convulsionada República de Ruanda, y aunque realiza su labor ministerial en España, ha creado la Asociación Universidad para el Desarrollo para que jóvenes en África puedan acceder a estudios universitarios.

P. Gaetan Kabasha. Foto: Captura de video / YouTube.
P. Gaetan Kabasha. Foto: Captura de video / YouTube.
 El hoy capellán del Hospital Clínico San Carlos de Madrid (España), tiene 44 años y nació en Ruanda, país del que tuvo que huir por el genocidio para refugiarse en la República Centroafricana. Allí descubrió su vocación al sacerdocio.
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En el Vaticano El obispo de Bangassou, Juan José Aguirre, con el Papa Francisco
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El obispo de Bangassou Juan José Aguirre.

El P. Kabasha cursó el seminario en España, ya que el Obispo de Bangassou (República Centroafricana), diócesis en la que está incardinado, es el misionero comboniano español Juan José Aguirre.

Cuando llegó a España, recuerda, “no sabía absolutamente nada de español. Era la primera vez que estaba en Europa y todo era distinto. Nunca había visto un metro”.

ca1Años después, volvió a Bangassou, donde se ordenó sacerdote en noviembre de 2003. Ahí trabajó durante años en una zona rural en la selva, donde “no había ni teléfono fijo y pasé ocho años sin leer ningún periódico porque no llegaban”.

Entrevistado por ACI Prensa, el P. Kabasha asegura que “lo que constituye la fe nada tiene que ver con los medios materiales, de hecho estos a veces la obstaculizan. Son gente de muchísima fe, tienen una confianza en Dios total, aunque a veces tienen costumbres que pueden estar alejadas del cristianismo, sin darse cuenta”.

Regresó a España en 2011 para hacer la tesis doctoral en Filosofía y poder servir mejor a su pueblo. Y mientras la termina, trabaja como capellán en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, donde ayuda a los enfermos a encontrarse con Dios.

“Es una pastoral diferente porque no es una parroquia con una comunidad fija. Son fieles pasajeros, pero sin duda es una labor de consolación y santificación”, asegura.

El sacerdote señala que lleva la “consolación por acompañar a los enfermos que lo necesitan, a veces están con angustia, cansancio o no saben cómo llevar la enfermedad. Y también la santificación que está en los sacramentos porque la consolación también lo pueden hacer los voluntarios”.

Gaetan Kabasha confesando
Gaetan Kabasha confesando

El P. Kabasha explica que se trata de un hospital grande en el que puede haber más de 900 pacientes y en el que hay situaciones muy diferentes, pero recuerda el caso de una joven que estuvo durante un año hospitalizada y que “no sabíamos si saldría adelante”.

La joven cambió de hospital y tres años después su madre contactó al P. Gaetan. “Me llamó para decirme que ahora su hija se había recuperado y que estaba segura que era por todo lo que rezamos por ella durante el tiempo que estuvo en el San Carlos”.

“Hay veces que no vemos los frutos, porque no condicionamos la gracia de Dios sino que esta viene cuando quiere porque Dios tiene sus tiempos y sus modos. A veces veremos los resultados y otras no”, asegura.

Volver a África

El P. Gaetán sabe que cuando termine la tesis volverá a África, pero durante el tiempo que lleva en España no se ha olvidado de sus orígenes y de las necesidades de su pueblo. Por eso ha fundado una asociación para ayudar al desarrollo cultural y espiritual de los jóvenes universitarios africanos y así mejorar desde dentro el continente.

“Hay organizaciones muy volcadas en la educación primaria, pero hay muy pocos estudiantes que siguen en secundaria y son una amplia minoría quienes llegan a formación superior. Esto es necesario cambiarlo pero para ello hay que entender los mecanismos de la sociedad africana”, explica el sacerdote que puso en marcha el proyecto de financiación de estudios a universitarios.

“Hay muchos chicos que valen y que no pueden estudiar por falta de recursos. Desde España buscamos fondos para financiar sus estudios universitarios pero la originalidad del proyecto es que se comprometen a que cuando finalicen los estudios, ellos financiarán a los estudiantes que vengan después”.

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Un modo de crear autodesarrollo, porque según afirma el sacerdote “no podemos depender siempre de Europa, sino que el desarrollo venga desde dentro”.

La elección de los estudiantes y el control del dinero de las becas se realiza a través de la arquidiócesis de Kigali, en Ruanda. “Los trabajadores de la diócesis, el Obispo, están en el terreno y saben qué hace falta y qué chico puede seguir estudiando. Es la manera más práctica de hacer un seguimiento al dinero que se envía, para tener la certeza de que termina en donde tiene que terminar”, insiste.

La Asociación Universidad para el Desarrollo está oficialmente reconocida por el Ministerio del Interior español y actualmente financia a 7 estudiantes. Pero el reto es llegar, cada año a muchos más.

Más información sobre el proyecto y cómo colaborar AQUÍ.

Fuente: ACI y blog del P. Gaetan