CÁRITAS PARROQUIAL, AL SERVICIO DE TODOS

Noticia del Boletín 109 – Año 3, del 14 de junio de 2020

CÁRITAS no es una asociación que está en la parroquia sino que es la parroquia en su labor de cuidado y acompañamiento de las situaciones de vulnerabilidad social y económica en nuestro barrio. Todos colaboramos, bien aportando nuestra contribución económica, desde el Equipo de Acogida y desde la atención a los más necesitados que discretamente muchos hermanos han hecho y hacen, especialmente desde el tiempo de pandemia. La Caridad es fruto de la Fe y compromiso de todos los que formamos la Iglesia.

A lo largo de este curso 2019-2020, de forma directa hemos ayudado a más de 100 familias del barrio (multiplicándose en los meses de pandemia) con una aportación económica total en torno a 6000 euros para alimentos, pagos de recibos u otras situaciones de emergencia. Pero no sólo eso, desde nuestra parroquia queremos dar un ambiente de acogida y calidez, donde los hermanos que piden nuestra ayuda se puedan sentir en Casa. Esto es muy importante, como enseña la Palabra de Dios: no sólo dar “cosas” sino “darnos a nosotros mismos”. Horas de atención personal, llamadas telefónicas, escucha y diálogo, junto con algunas celebraciones anuales como la Fiesta Internacional o la Cena de Nochebuena.

Debido a la crisis actual, Santa Eugenia va a contribuir mensualmente a partir de junio, con mil euros a Cáritas Vicaria para ayuda de otras Cáritas parroquiales con menos recursos, así como con dos mil euros para los campamentos organizados en otras zonas de Vallecas con niños de familias en precariedad económica.

Sin duda, un signo de la Presencia de Dios en nuestro mundo, especialmente importante en el momento presente, es el amor desprendido y generoso de los cristianos que se deciden por mirar de frente a los demás, y como hermanos, inclinarse a su servicio. Esto no es un sacrificio sino un regalo porque es ayudar al mismo Jesús “disfrazado” de quien llama a nuestra puerta.

¡GRACIAS A TODOS!

TESTIMONIO

Noticia del Boletín 108 – Año 3, del 7 de junio de 2020

Me llamo Adrián Gutiérrez, pero la mayoría me conoceréis como “Guti”, y os voy a contar un poquito sobre mí. Pero no sobre las actividades de las que formo parte en la Familia de Santa Eugenia, sino por qué formo parte. Y es que el otro día el padre Rubén me “pringó” para hacer esta pequeña noticia-testimonio, donde tenía que responder una pregunta que a primera vista puede parecer simple, pero una vez te pones a intentar expresarlo no lo es tanto: “¿Quién es Jesús para mí? ¿Qué significado ha tenido su paso por mi vida?”

Pues como dice la canción: “Siendo hombre, amigo, esclavo y maestro; siendo carga pesada, profesor y aprendiz” Jesús ha sido muchas cosas en mi vida, muchas de ellas sin yo saberlo. Ha sido un desconocido al que me presentaron en Comunión, sin tener la más remota idea de lo que haría cambiar mi vida. Jesús ha significado, durante mis años de aprendizaje en Preas, todos los valores más básicos que hoy en día intento poner en práctica y en los que me baso. Jesús ha sido, durante todos esos años, quien ha puesto a quienes hoy puedo llamar familia y a quienes no quiero perder por nada del mundo. Jesús ha sido ese maestro que en mis años de Confirmación me enseñó a peregrinar, interior y exteriormente, a aprender a verle donde nunca había mirado, en las personas, los detalles, la naturaleza. Me llenó de Espíritu, me dio madurez.

Pero no todo es un camino fácil, y a veces, como me pasa actualmente, andamos en un desierto, donde Jesús es un viejo amigo al que llevo un tiempo sin prestarle atención, pero en lo más profundo de mí, sé que está llamando, aunque no le haga caso. A veces ni le oigo, pero, por todo lo que ha sido para mí, simplemente escribiendo estas líneas tengo la certeza de que Él está. Ultreia.